sábado, 24 de enero de 2015

COVER



USTED NO SABE

(COVER DE P. L.)


Usted no sabe
cómo le cuesta a veces ir por la calle
a una persona rara
Usted no sabe
qué es cargar con la lepra  
de atreverse a no vivir 
como gente realizada
La gente guarda las distancias
La gente comprende y dice:
Es intratable pero es inteligente
Está loca pero escribe bien
En el fondo es súper-buena-onda

Mentira
Yo no soy buena onda
Yo no acepto al mundo 
Yo tengo cicatrices de risas en la espalda

Usted no sabe 
lo que es el valor
Usted no tendría agallas
se lo aseguro 
para poder soportar nada de esto
Así que, cuando las papas quemen, llámenos 
Llámenos a nosotros, a las personas raras
porque hemos tenido que vivir siempre en guerra
porque hemos tenido que vencer el miedo 
porque sabemos pelear
y vamos a defenderlo



Adiós, Pedro Lemebel

domingo, 18 de enero de 2015

TU COOLTURAL DE HOY! DOS: SUPERHÉROES Y ARCHIVILLANOS, O LA VERDAD BIFRONTE





Víctor González Bedoya: La fascinación del Joker














Batman y el Joker, relación inconcebible, inevitable y simbiótica, secreto motor de otros dualismos que recorren los mitos, la literatura y la cultura a lo largo de la historia, relación infernal y enigmática que es analizada por Víctor González Bedoya en este artículo como el antagonismo entre el Cosmos y el Caos: La fascinación del Joker.




Víctor González Bedoya: La fascinación del Joker















"Superman vive en un mundo soleado y solar, rubio, dorado, atlético, puro, teen, californiano, o en fin, no solo californiano sino americano, pero americano televisivo, americano cinematográfico, americano onírico, mundo de barbacoas, de scouts en campings, de milk-shakes, de familias felices y de luz, mucha luz, de luz todo el tiempo, hasta la extrañeza zombie de la irrealidad paradisiaca", nos dice Julián Sorel en este artículo: La otra cara del sueño americano.




Julián Sorel: La otra cara del sueño americano













De los estereotipos y los enigmas del misterioso Oriente a los arquetipos del imaginario universal que recorren la historia del arte y el pensamiento de los mitos arcaicos a los cómics, esto es lo que te traemos en tu Suplemento Cultural de este domingo los valientes de hoy! Salud, extraños lectores, lectoras originales.





Última página de The Killing Joke (DC Comics, 1988) la novela gráfica de Alan Moore y Brian Bolland: Batman y el Joker unidos en la locura de una risa maniaca








TU COOLTURAL DE HOY! UNO: DEL MISTERIOSO ORIENTE



Damián Cabrera: Paraguay es un país de Oriente






















A partir del concepto de orientalismo desarrollado por Edward Said en su obra homónima de 1978, el escritor Damián Cabrera postula en este artículo una orientalización del topónimo «Paraguay» y del gentilicio «paraguayo» para hablar de la palabra del poder y del poder de la palabra: Paraguay es un país de Oriente.





¿Qué pasa cuando la falta de correspondencia entre significante y significado es puesta en evidencia? Imagen: Odalisca, de Ignace Spiridon (1860-1900)
















En el capítulo anterior dejamos un enigma sin resolver: en la Antigüedad se llamaba «magos» a los sacerdotes persas de Zoroastro, según leemos en Heródoto. Pero el punto es que, dado el tradicional rechazo de la magia por parte de la Iglesia, ¿no es extraño que el cristianismo rinda culto a los Magos de Oriente, a los que posteriormente llamaremos los (tres) Reyes Magos? Los Reyes Hechizados, II.




Aunque la Iglesia celebra la Epifanía el seis de enero, la fiesta es evidentemente dionisíaca; basta ver este cuadro de Jordaens sobre las celebraciones de la fecha en la Holanda del siglo XVI

















Y sobre todo, y pase lo que pase, honremos siempre al gran y generoso Diónisos, el fecundo y libre inspirador del éxtasis, esa deidad medio bárbara que hizo en buena cuenta la Hélade, y, por extensión, Occidente y, por fin, la Historia universal, pero que en tiempos remotos llegó desde algún lugar impreciso en las tierras que estaban hacia el Oriente. ¡Salud!





Montserrat Álvarez: Magia y tiempo circular: Los Reyes Hechizados, II



















domingo, 11 de enero de 2015

TU SUPLEMENTO DE HOY: REÍR DELA MUERTE


No pretendo entrar ahora en el debate sobre las posturas tomadas por Charlie Hebdo desde hace un tiempo, posturas que no necesariamente son siempre plausibles para todos; solo diré por el momento que no creo que este ataque pueda ni deba ser un motivo para censurar las críticas al semanario, pero tampoco para convertirlo en un ideal ni en un fetiche. Y no entro hoy en ese tema, no por falta de interés, sino porque lo urgente es decir otra cosa, y la voy a decir ahora mismo:


¡ARROJEN ESOS LÁPICES! (viñeta de Mon Tzé, 2015)


En los últimos años, Francia, una de las democracias más antiguas del mundo, ha asistido al ascenso del Front National, que más que un partido es un fenómeno de circo movido a base de brutales ofensas racistas pronunciadas con grotesco impudor y de propuestas como las de volver a establecer la pena de muerte o devolver a los inmigrantes a sus países de origen. No es un hecho aislado. El nacionalismo resurge en Europa. Y con él la xenofobia, el odio, la mezquindad, la estupidez, la cobardía, el racismo, la intolerancia y todas las bajezas que le son propias. Y el juego sucio, porque para el nacionalismo hay que defender «lo nuestro» como valor supremo y todo vale contra el que viene de afuera y lo «amenaza»: el enemigo, el forastero, el extranjero, el extraño, el diferente, el inmigrante. El que tiene otros dioses, otro color de piel, otras ideas, otras costumbres, otra lengua.

En Francia, el odio y el miedo dominan a los nacionalistas. ¿Hay más delincuencia? Son los inmigrantes, con su hambre y su barbarie. ¿Hay más desempleo? Son los inmigrantes, que se quedan con los puestos de trabajo. ¿Suben los impuestos? Son los inmigrantes, que viven como parásitos del dinero que los ciudadanos aportan al Estado.

Pues yo les respondo: gracias a esos miedos, Hitler llegó a Führer. ¿Hubo represión? Fue el nacionalismo. ¿Hubo violencia? Fue el nacionalismo. ¿Hubo guerra? Fue el nacionalismo. ¿Hubo dolor? Fue el nacionalismo. ¿Hubo terror? Fue el nacionalismo. ¿Hubo muerte? Fue el nacionalismo.

Esta no es una guerra entre la cultura árabe y la occidental: la cultura occidental le debe demasiado a la cultura árabe (y viceversa). Ni entre la mentalidad religiosa y la mentalidad laica: todas las ideas tienen, en principio, el mismo derecho a ser respetadas. Ni entre los inmigrantes incultos, piojosos y bárbaros, y los hijos educados y limpios de las modernas democracias, ni entre moros y cristianos. No es una guerra entre el barrio cerrado llamado «Europa» y los infectos suburbios de los extramuros de la civilización, ni una guerra entre los ciudadanos de las sociedades del bienestar y las peligrosas hordas de los pobres resentidos: es una guerra entre la risa y la metralla, entre la inteligencia y la estulticia en su viejo y siniestro sentido etimológico.

Por otra parte, el atentado, según entiendo, no representa a toda la humanidad de confesión musulmana, sino a un sector, digamos, peculiar, que rechaza a otros musulmanes que disienten de sus tesis, reduce a la mujer a máquina reproductora de carne y a sirvienta y exige obediencia absoluta a ciertas autoridades. Uno de los policías muertos en el atentado, Ahmed Merabet, era musulmán; el corrector de Charlie Hebdo muerto en el atentado, Mustapha Ourrad, era argelino. Tal vez sea por eso, entre otras cosas, que Charlie Hebdo ha publicado en su página web un número que solo dice «Yo soy Charlie» en varios alfabetos e idiomas, y el primero es el árabe.

No cabe imaginar cuán pobre sería nuestro mundo sin la filosofía, sin la literatura, sin la poesía, sin las matemáticas, sin la cultura islámica. No cabe imaginar una historia universal sin Al Juarismi, sin el ajedrez, sin Shajrazat y sus noches virtualmente infinitas cuyo relato la literatura europea ha intentado mil y una veces imitar. Lo que la fantasía y la razón le deben al mundo islámico no puede calcularse ya después de tantos siglos. Es impensable cuánto perdería la belleza de la historia humana sin el rey Al-Mutamid escribiendo sus últimos poemas, prisionero de los almorávides, en una celda miserable en Agmat, al sur de Marruecos, sin un místico sufí como Hafez cantando al vino, la caza, el amor, los radiantes placeres terrenos de Shiraz, sin Ibn Ammar desafiando a una partida de ajedrez a Alfonso VI de León para obligarlo a levantar el asedio de Sevilla. Qué hubiera sido de la cultura del Medioevo sin los tesoros traídos al califato de Córdoba y a los reinos de taifas y sus cortes llenas del brillo de los grandes astrónomos, poetas, médicos, científicos e intelectuales de su época, qué hubiera sido del pensamiento posterior sin Ibn Rushd, sin Al Farabi, sin Ibn Sina, qué hubiera sido de Sevilla sin el Alcázar, qué hubiera sido de la poesía española y universal sin el zéjel y la moaxaja, qué hubiera sido de la música sin el laúd ni el rabel, sin la guitarra ni la cítara, qué hubiera sido, en fin, de Europa sin Al-Andalus. En un momento de crisis política y social en Europa en general y en Francia en particular por las reacciones xenófobas de los sectores más reaccionarios de los países europeos contra los inmigrantes, la ultraderecha en Francia es la gran beneficiada por el absurdo ataque al Charlie Hebdo, que a nadie perjudica tanto como a los millones de personas de confesión musulmana que viven en suelo francés. Pues, desde luego, la derecha dijo de inmediato lo que tenía que decir: «¿Es posible conciliar la Constitución de Francia con el Corán? ¿Cuál es la estrategia de la Unión Europea ante el peligro de la guerra contra el Estado Islámico en Irak y Siria? ¿Cambiará el atentado el modo en que se convive en Francia con la población musulmana?»: un crescendo de racismo que lleva insensiblemente al que lo escucha desde lo impersonal hasta el rechazo directo contra unas personas y una cultura ya presentadas con el «respaldo de los hechos», gracias a este necio crimen, como hostiles y enemigas.

Con este ataque se dará por «autorizada» la persecución abierta de millones de personas, y quizá impida toda fraternidad entre musulmanes y no musulmanes, nativos e inmigrantes, árabes y europeos. No dejemos que las líneas más oscurantistas del mundo contemporáneo justifiquen la discriminación prejuiciosa de nuestros semejantes, contraria a los mismos valores heridos por las ráfagas de las Kalashnikov de estos, con perdón por lo vulgar del término, imbéciles, que no tienen más lenguaje que los gritos de la ira o la mudez de la muerte; se esté de acuerdo, o no, con Charlie Hebdo, el humor, como toda guerra, tiene sus propias leyes: si respondes a un chiste con un asesinato, aunque hubieras tenido la razón, la pierdes, aunque tu posición fuera la justa, se convierte en injusta, y en suma, si en esta guerra golpeas con otras armas que la risa, aunque mates a millones, el derrotado eres tú.

No pretendo entrar ahora en el debate sobre las posturas tomadas por Charlie Hebdo desde hace un tiempo, posturas que no necesariamente son siempre plausibles para todos; solo diré por el momento que no creo que este ataque pueda ni deba ser un motivo para censurar las críticas al semanario, pero tampoco para convertirlo en un ideal ni en un fetiche. Y no entro hoy en ese tema, no por falta de interés, sino porque lo urgente es decir otra cosa, y la voy a decir ahora mismo:

Cuando los políticos franceses hablan de este atentado como un ataque a «los sagrados valores de Francia» refiriéndose a la libertad de expresión, suenan exactamente igual que los que defienden «los sagrados valores del Islam». E igual que los asesinos de los muertos en el crimen de Charlie Hebdo. No hay sino mezquindad, bajeza y cobardía en las mentiras nacionalistas que enfrentan a los hombres entre sí. Los intolerantes y los prepotentes (y los poderosos) quieren dividir el mundo para someterlo mejor. Van a volver a intentarlo, utilizando este crimen, una vez más, como siempre. No crean en sus mentiras. Defender la libertad de expresión no es defender los «valores de Francia»: es defender los valores de todos los seres humanos sin excepción, incluidos los inmigrantes, incluidos los pobres, incluidos los creyentes –todos tienen derecho a creer, o a no creer, en lo que les apetezca, sin ver por ello insultadas sus ideas desde una presunta «superioridad intelectual» que no manifiesta más que estupidez–, e incluidos, sí, también los musulmanes. Este no es un ataque contra los europeos o los franceses y sus «sagrados valores», sino contra los seres humanos. Esos valores no son propiedad privada de nadie en particular: son de todos. Son míos. Y son de usted. Y este es un atentado contra la humanidad, y no contra Occidente. Por respeto a la irreverencia indiscriminada y universal, por respeto al espíritu liberador y libre de la sátira, que nadie ose utilizar la memoria de los muertos en el atentado contra el Charlie Hebdo para atacar en su nombre a un solo creyente, a un solo pobre, a un solo musulmán, a un solo inmigrante, a un solo hombre.



MONTSERRAT ÁLVAREZ
Miércoles 7 de enero del 2015



TU SUPLEMENTO DE HOY, II: ENCARGO PARA LOS LECTORES, DE LOS MAGOS DEL ORIENTE


Los Reyes Magos dejaron en el alféizar regalos para los lectores del SUPLEMENTO CULTURAL el martes pasado, ¡como corresponde, faltaría más!, y nos encargaron, so pena de no volvernos a regalar nada, a las llamadas "hordas", "catervas" o "legiones" ("porque somos muchos") de canAllitas ¡que se los entregáramos hoy sin falta a todos ustedes, codiciosas lectoras, lectores hedonistas!

Aquí van:

Para comenzar, este artículo del inefable Julián Sorel nos orienta sobre los errantes monarcas con un panorama sintético de los elementos centrales en la construcción histórica del mito: Algunas precisiones históricas: LA FORJA DEL MITO DE LOS MAGOS DE ORIENTE

La Adoración de los Reyes, Anónimo Oscense del siglo XII


















Fue siempre parte de la política de la Iglesia volver cristianos lugares y fechas de veneración paganos, y tomar prodigios de otros dioses para atribuírselos, como milagros, a Cristo. Recordemos lo dicho por el beato genovés Santiago de la Vorágine –o Jacopo della Voragine, o Jacobus de Voragine (1230-1298), compilador de los relatos hagiográficos que conocemos como la Legenda aurea (editada en español en dos volúmenes como La leyenda dorada por Alianza Editorial, Madrid, 1996)– sobre las cuatro epifanías de Jesús, núcleos de cuatro episodios bíblicos –la adoración de los pastores, la adoración de los Magos, el bautismo de Jesús y las bodas de Caná– y el seis de enero en distintos años: MAGIA Y TIEMPO CIRCULAR: LOS REYES HECHIZADOS



La sacerdotisa de Baco (nombre latino de Dionisos), obra del prerrafaelista John Collier (1850-1934)






















De los Reyes Magos, fabulosos reyes vagabundos, ha escrito Gaspar Morocho en su ensayo «Mito griego y literatura cristiana: los Reyes Magos» (en: Estudios de religión y mito en Grecia y Roma, León, Universidad de León, 1995) que, existieran o no, «han dado lugar a la inspiración de bellos relatos literarios y a geniales creaciones artísticas a lo largo de la historia cultural. Estas formas literarias y artísticas han servido a la manifestación del lógos que se expresa en enigmas y misterios». Aquí añadiremos que todas esas hermosas fantasías y obras de arte y creaciones literarias tal vez sean en realidad los grandes regalos de los Reyes Magos. Y como estos antiguos y legendarios viajeros nunca fallan, vinieron, según les decíamos, el martes a dejar su regalo del 2015 para todos los lectores del Suplemento Cultural: un cuento de reyes, «La pelota enferma», relato inédito del doctor Alejandro Encina Marín:

Doctor Alejandro Encina Marín: La pelota enferma (Cuento de Reyes)

Sit annus novus MMXV vobis bonus, faustus, fortunatus, beatus, felixque,

TU SUPLEMENTO DE HOY, I: IN MEMORIAM



La pianista paraguaya Balbina Cristina Salcedo Milleres falleció el domingo pasado, 4 de enero. La recuerda en estas líneas el maestro Diego Sánchez Haase.

Domingo, 11 de enero del 2015: In memoriam Balbina Salcedo Milleres (1930-2015)
Por Diego Sánchez Haase 
Director de orquesta, compositor y pianista.


Diego Sánchez Haase: In memoriam Balbina Salcedo Milleres (1930-2015)

















Existen personas, en la historia musical del Paraguay, que han trabajado en silencio y con sencillez para marcar verdaderamente un rumbo, con auténtica preocupación por el desarrollo de la música y lejos del ruido mercadotécnico que tanto preocupa a los artistas actuales y que con frecuencia es «mucho ruido y pocas nueces», como se suele decir.

Una de estas personas fue la gran pianista (y formadora de pianistas) Balbina Salcedo Milleres, quien falleció el domingo, en silencio y en paz. Cuando me llamaron para contarme la noticia, me quedé sin palabras, e inmediatamente me vino a la memoria la tarde en que, hace ya muchos años, llegué –por consejo de Susana Elizeche de Codas (otra gran pianista que trabajó con sencillez)– a su casa para solicitarle continuar mis estudios de piano bajo su dirección, dado su enorme prestigio.

Desde entonces, mi visión de la música cambió por completo. Balbina Salcedo supo hacerme entender muchos conceptos que marcaron mi formación musical. Gracias a su gran cultura musical, con ella logré empezar a comprender el complejo lenguaje de la música de J. S. Bach, y comencé a amar esta música con gran pasión. Lo mismo ocurrió con la música de Beethoven, la de Chopin, la de Liszt, la de Brahms y la de todos los compositores que, exhaustivamente, estudiábamos.

Balbina Salcedo fue alumna de su madre, Mercedes Milleres de Salcedo (una de las primeras pianistas egresadas del Instituto Paraguayo), a quien también tuve el honor de conocer. Luego estudió con J. C. Moreno González, para perfeccionarse posteriormente en Munich, Alemania, y en la Accademia Chigiana de Siena, Italia. En Argentina, fue alumna del célebre Roberto Caamaño. Mientras yo estudiaba con ella, a finales de la década de 1980, ella seguía viajando a Buenos Aires para perfeccionarse. Ese ejemplo de perfeccionamiento constante también me marcó profundamente.

Luego tuve el honor de hacer música con ella, juntos: la dirigí en numerosas oportunidades como solista, y también tocamos varios conciertos a dos pianos. En los últimos años, Balbina se convirtió en mi «fan» número uno. Estaba presente en todos mis conciertos. Me siguió aconsejando hasta sus últimos días. En la Nochebuena pasada, me llamó para saludarme y me expresó sus buenos augurios para el 2015. Al día siguiente sufrió el accidente que la mantuvo en coma durante varios días hasta su deceso, acaecido el domingo pasado.

A lo largo de su carrera, llevó adelante una notable actividad concertística, con recitales de piano solo, en el ámbito de la música de cámara, así como en numerosas apariciones como solista de orquesta. En su importantísimo papel docente, formó a varias generaciones de destacados pianistas. Por citar solo a algunos, se puede nombrar a Gloria Cresta, al autor de estas líneas, a Pablo Yegros, a Stefano Pavetti y a Fernando Junghans, entre otros.

Hoy quiero decirle, en forma sencilla, como lo fue su vida: Adiós, Balbina. Descansa en paz. Estoy orgulloso de vos. ¡Gracias por todo!