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lunes, 19 de junio de 2017

Montserrat Álvarez + Tim Hecker


[ clic aquí: Montserrat Álvarez + Tim Hecker ]


Persistencia de lo sido algún día, más bien que
de ninguna continuidad llamada “yo”, lo sido
como mera y totalmente sido, atómico
e irrecuperable: no lo que sigo siendo,
que no es nada, sino lo que no soy
o ya no soy,
me hace pensar en Lima / cada quien
tendrá su propia Lima / para algunos
será la de los malos viajes del terokal / para unos cuantos
será la del Regatas y las olas del surfing / aun para otros más
será la de aquel chifa o la del rioba / También Lima
destruye su concepto y se atomiza
cuando se la remite a la experiencia / Lima
Produce un cierto efecto ya tan solo el nombrarla de este modo,
fácil treta, un efecto
vagamente “poético” —ya saben,
la infinitud virtual de la connotación
(Está también la lánguida inclinación de la cursiva,
recurso que sugiere la tristeza
de manera sencilla y eficaz)—
Yo quiero ahora decirla a mi manera / No es desde la nostalgia,
exactamente, que escribo este decir / más bien podría
entenderse pensado desde una especie de “fragmentariedad”,
si es posible explicar algo tan impreciso y como turbio,
he de reconocerlo / pero al grano:
la Lima que recuerdo o que quizá traiciono
y sólo invento —como todo lo sido, justamente-,
es la de ciertas zonas o arrabales
—no sé en rigor
cómo es que se nombran estos sitios-,
quizá sea “suburbios” el término adecuado,
mas no tengo al respecto ninguna certidumbre
Zonas, en fin, ámbitos semejantes
a lo que se disgrega y se confunde
con la atmósfera o con el horizonte,
o donde, si se quiere,
lo cotidiano inicia lo fantástico,
tal vez lo fantasmal
Calles, para entendernos, que terminan
en aquellas regiones del espacio
en las que éste limita con la Nada
Estas calles, al cabo de unas casas,
cada vez más pequeñas, como si lo real
se despidiera en ellas poco a poco -o es al menos así
como son en mi mente, en sus dibujos
inconclusos y vagos como esbozos
de lo que me fue propio y me es extraño
o de lo que fue yo y ahora es otro-,
más modestas también conforme avanza
el caminante y como dotadas
por su propia humildad de discreción,
diría quizá incluso introvertidas, vueltas
sobre sí mismas, más grávidas y densas
de sentido, más llenas
que las grandes y suntuosas de interioridad,
de hondura o de silencio (más llenas, simplemente,
se podría decir)
Y estas calles, decía, al cabo de las últimas aceras
de pálido cemento melancólico,
comienzan a borrarse, pierden o difuminan
sus contornos, se vuelven
espectrales, semejantes
al momento en el cual comienza un sueño
Su ser quimérico —el de todos
los sueños y el de Lima—
se revela, si persiste un rincón de lucidez,
por un detalle poco razonable
o en desacuerdo con lo verosímil
A veces es un quiosco en medio de un desierto
deshabitado y evidentemente
prehumano, cuyo vacío
niega toda función a ese vestigio
por completo social y antropomorfo
Y de pronto, como si lo real, según decía,
se despidiera delicadamente, siniestramente,
promisoriamente,
anunciando algo nuevo, deseable e inquietante,
el lugar del terror y la esperanza,
que es lo desconocido e imprevisible,
la zona de lo sólo presentido, de pronto, les decía
-y entonces en el aire lo bello y lo espantoso se confunden-,
se extinguen estos últimos vestigios como huellas
dejadas en la arena de lo mudo, de lo que no fue nunca, cual si dispersas
por una brisa oceánica / es entonces
cuando aparece el mar

[Montserrat Álvarez, “Poema cursi para lo ya sido”]

[Tim Hecker (a.K.a Jetone, Vancouver, Canadá, 1974) publicó su primer álbum -que contiene la canción "The Work of Art in the Age of Cultural Overproduction"-, Haunt Me, Haunt Me Do It Again, en el 2001, y acaba de lanzar hace unos meses Love Stream (2016) con su nuevo sello, 4AD.]

















principio de 

asociación 

pospoética

interferencias sonoras en la época de la lectura reticular

Montserrat Álvarez + Silje Nes





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Los que van a la guerra y los que no se van
la llevan por igual dentro de sí,
agitando cruelmente su cerebro
frente a la Plaza San Martín, los arcos
contra los que apoyo mi costado y fumo
y la mano izquierda a la mano izquierda
son fugaces como el atardecer.
Ni siquiera el alcohol triunfa del tiempo.
Él remueve las ciénagas, más bien, él las remueve,
en la decadencia de los mármoles íntimos.
Él dibuja blasfemias en los cielos, él, tremendo,
blasfema de la vida.
Vamos a morir todos, camaradas.


[Montserrat Álvarez, “Los que van a la guerra”]

[Silje Nes (Leikanger, Noruega, 1980) ha publicado dos álbumes con el sello británico Fat Cat Records, Ames Room (2007) y Opticks (2010)]














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interferencias sonoras en la época de la lectura reticular

jueves, 29 de diciembre de 2016

NAVIDAD NEWTON


La antigua casa de labranza o granja –dos posibles traducciones del término inglés «farmstead»– de Woolsthorpe Manor, en el pueblo de Woolsthorpe-by-Colsterworth, en Lincolshire, fue el hogar natal de un científico que marcó el rumbo de la historia moderna. Muerto su padre pocos meses antes de que él naciera, y casada su madre en segundas nupcias cuando tenía tres años, el pequeño Isaac Newton se quedó solo con su abuela en la casa vacía, lo que, según suele decirse, impulsó su afición por leer y pensar.

NAVIDAD NEWTON

Woolthorpe Manor

A los trece años fue enviado a una escuela cuyo director, impresionado por la inteligencia del jovenzuelo, se empeñó en hacer todo lo que estuviera a su alcance para que fuese a Cambridge; en efecto, Newton fue aceptado en el Trinity College, al que llegó en junio de 1661.
Cambridge no lo satisfacía; aún se enseñaban en sus aulas los postulados aristotélicos. Sí disfrutó del estudio de las matemáticas con el primer profesor de la cátedra Lucasiana, Isaac Barrow, que lo paseó por todas ellas, desde las clásicas de Euclides hasta las modernas de Descartes.

Isaac Barrow

Sin embargo, a Newton también le interesaban los misterios de la voluntad, del color, de la memoria. Hizo experimentos para descubrir la incidencia de la voluntad en la visión. Una vez, miró fijamente al sol por horas, tras lo cual tuvo que, temporalmente ciego, guardar cama medio mes. En más feliz ocasión le reveló un prisma, descomponiendo un haz de luz blanca en los colores del arco iris, que la luz está hecha de los colores del Spectrum. Pink Floyd recordará esto en la tapa de Dark Side of the Moon.

Pink Floyd

Cuando la peste asolaba Cambridge, entre 1664 y 1666, Newton volvió por un tiempo a Woolthorpe Manor. Ahí desarrolló el cálculo integral, que llamó «de fluxiones» y que permite sumar magnitudes variables infinitamente pequeñas; en octubre de 1666, el joven Isaac publicó un tratado al respecto que reunía sus más recientes hallazgos: era ya, a los 24 años, un gigante de las matemáticas.
Su carrera académica fue meteórica. Para 1668, era Master of Arts y fellow del College, y en 1670 tenía la cátedra Lucasiana pues, deslumbrado por el joven fellow, Isaac Barrow dimitió a fin de que la ocupara, lo que le interesaba más que ocuparla él mismo. El noble Barrow, además, envió trabajos de Newton a círculos científicos de Londres y a la entonces recién establecida Royal Society. La teoría de la luz al comienzo fue recibida en esos círculos con hostilidad, por cierto, a causa de su mezcla de matemáticas y de observación, mezcla que, unida a la seguridad demostrada en las explicaciones, fue visto como arrogancia del joven autor.

Mercadotecnia newtoniana

Entre 1675 y 1685, la correspondencia de Newton con otros científicos fue especialmente intensa. A instancias de Robert Hooke, de la Royal Society, Newton empezó a pensar acerca de la causa del movimiento de los planetas en torno al Sol. La teoría más aceptada era la sugerida por Descartes: vórtices o remolinos del éter que rodea al Sol que empujan a los planetas en sus movimientos orbitales. Los cometas van en línea recta al Sol, pero su trayectoria se desvía, lo rodean y se alejan de él también en línea recta. ¿Por qué no caen en el Sol? Newton intuyó que el movimiento de los planetas y los cometas no era muy distinto. Ambos eran atraídos en línea recta por el Sol, pero su velocidad tangente a esa atracción los mantenía en órbitas elípticas. Sin esa fuerza de atracción en línea recta al Sol, los planetas saldrían disparados por su tangente, como cuando hacemos girar una piedra y soltamos la cuerda.
Con el cometa de 1680, astrónomos como John Flamsteed y Edmund Halley retomaron las especulaciones sobre la acción del Sol en los planetas. Pese a la condena sufrida por Galileo, el modelo heliocéntrico había ido imponiéndose sobre el geocéntrico. Mas por qué los planetas orbitaban en torno al Sol seguía siendo algo que los vórtices cartesianos solo resolvían en parte y para lo que muchos estaban buscando otras explicaciones, entre las que se barajaba la posibilidad de que el Sol ejerciera una fuerza central inversamente proporcional al cuadrado de la distancia. Gracias al cálculo integral, Newton probó que, con una fuerza así, las órbitas planetarias serían elípticas, como Kepler había dicho. Su atracción sobre los planetas no era una mágica propiedad del Sol: Newton propuso que su causa era la masa de los cuerpos y que, por ende, esa atracción se daba entre todos los astros: era la gravitación universal. Los cuerpos se atraen con una fuerza proporcional a sus masas y al cuadrado de la distancia que los separa. Por la gravitación universal giran los planetas en órbitas elípticas en torno al Sol, por la gravitación universal gira la luna en torno a la tierra, por la gravitación universal la piedra cae al piso.

Halley y Newton (Cosmos)

En julio de 1687 Newton puso juntas todas esas ideas en los titánicos Principios Matemáticos de Filosofía Natural, es decir, los Philosophiæ naturalis principia mathematica, o, para los amigos, «los Principia», a secas, uno de los libros más influyentes de la historia de la ciencia. Pese a ello, Newton no vivía precisamente acosado por los paparazzi en Cambridge. Salía poco de su habitación, y, cuando salía, a menudo una idea inesperada e inspirada lo llevaba a correr de regreso a su mesa de trabajo. Sus clases eran tan aburridas que nadie iba a ellas, así que las dejaba, escritas, en la biblioteca, para no tener que hablar en un aula vacía. Pero, a pesar de todo eso, con los Principia ya no podía pasar desapercibido. En 1687 aceptó ser miembro del Parlamento a título de representante de la universidad; como tal, apoyó muy activamente la ley de libertad religiosa; no logró, pese a su ahínco, que tal libertad se extendiera a católicos y antitrinitarios, con lo que, como él era lo segundo, tuvo que seguir manteniendo ocultas sus creencias.
La discreta etapa de Cambridge terminó en 1696, cuando Newton aceptó ser director del Mint, la casa de la moneda de Inglaterra. En ese punto comenzó a experimentar un giro radical en su vida: en Londres fue muy distinta de lo que había sido en Cambridge. Fue nombrado Sir, y luego, en 1703, presidente de la Royal Society, puesto con el cual su genio se impuso sin pausa ni prisa y lo situó finalmente en la mente de todos como lo que en verdad era: el científico británico más brillante de su momento y tal vez el mayor de su siglo.

Manuscrito de Newton (Cambridge)

La Royal Society de Londres había sido fundada en 1660 por el rey Carlos II, a partir de ciertas reuniones informales, y a veces secretas, de algunos académicos de Oxford y de Londres. La idea de formar una asociación para poder debatir independientemente había sido adelantada ya por Francis Bacon cuando gente como Robert Boyle, Christopher Wren o Robert Hooke empezaron a reunirse: Boyle llamó a esta la Sociedad Invisible. La idea era tener reuniones independientes del poder religioso y del poder político. Cuando Carlos II decidió ponerla bajo el patrocinio de la corona, se comprometió a respetar esa independencia y preservarla. El lema de la Royal Society era «Nullius in Verba», pues nada sería aceptado como cierto meramente por ser afirmado, sino solo si era demostrado con hechos o con razonamientos.

Escudo de la Royal Society

No es seguro que el rigor y la transparencia anhelados se lograran en todos los desafíos que la Royal Society atravesó en su historia. Un episodio que despierta todavía sospechas de venalidad es la controversia sobre la prioridad del desarrollo del cálculo integral y diferencial con el gran Leibniz, que, afirmando que lo había descubierto antes que Newton, reclamó, en consecuencia, una rectificación pública de parte de su colega. La Royal Society convocó a un comité de expertos para que resolvieran el caso. Y fue entonces cuando la Royal Society, presidida en ese momento por el mismo sir Isaac, declaró oficial y solemnemente la prioridad de Newton en el desarrollo del cálculo integral.

Controversia Leibniz-Newton

La noche del 20 de marzo de 1727, tras varios meses de cólicos nefríticos, Isaac Newton murió en su casa de Kensington, en Londres. Fue enterrado con honores en la Abadía de Westminster, y en su tumba hay símbolos matemáticos, astronómicos y científicos, mezcla tan rica como su pensamiento, e igualmente difícil de encajar, por su complejidad, en los cómodos esquemas cientificistas –no científicos– que oponen tantos saberes presentados como mutuamente excluyentes.
Conviene recordar aquí que, hacia 1690, sir Isaac había retomado con ímpetu sus trabajos teológicos, movido por el afán de demostrar la falsedad del dogma trinitario. Para la visión popular y masiva que la inmensa mayoría de la gente tiene de la ciencia, debe ser algo desconcertante que un científico como Newton fuese creyente, y que se dedicase a la teología con tanta pasión y con tanto rigor como a la física.
Pero para sir Isaac Newton, que era extraordinariamente racional y extraordinariamente religioso, la fecha de su nacimiento, el día de Navidad de 1642, era una señal de que Dios esperaba de él que revelase a los hombres los secretos del mundo físico.
Aunque en nuestro calendario (hoy, el gregoriano) su cumpleaños es en realidad el 4 de enero (lo que pasa es que, en ese tiempo, regía el calendario juliano), siempre nos divierte mucho ver cómo miles de personas comienzan, una tras otra, todos los años, puntualmente y sin excepción, a felicitarse por el cumpleaños de Newton el día de Navidad, creyendo ingenuamente que en ello hay una especie de desafío a la religión en tanto opuesta a la ciencia. Créanme, no lo hay.

Navidad Newton
















El 4 de enero es el aniversario del nacimiento del gran físico, matemático y teólogo sir Isaac Newton. Sin embargo, por una especie de rito popular, la mayoría de la gente lo recuerda el 25 de diciembre, fecha correspondiente al entonces imperante calendario juliano. También lo saludaremos, por ende, en este mes:

NAVIDAD NEWTON.


Yo











miércoles, 10 de junio de 2015

EL MISTERIO DE LOS SÍMBOLOS

Pubertad (1894), de Edvard Munch

Una lectura personal, quizás un tanto atrevida, del concepto de «arquetipo del inconsciente colectivo», del autor suizo Carl Jung, permite llevar determinadas tesis de este pensador al ámbito, en principio ajeno a él, del análisis iconográfico de las obras de arte: EL MISTERIO DE LOS SÍMBOLOS.



A BEAUTIFUL CHILD



El primero de junio de 1926, desnuda y sola –tal como pasaría, en el fondo, su vida entera, y tal como la encontraría en su cama, treinta y seis años más tarde, la muerte–, nació la mujer más deseada y la más solitaria de todas las mujeres; en este mes de junio, su mes, la literatura la recuerda en el Suplemento CulturalFELIZ CUMPLE, MM 

LOS INSEPULTABLES

LOS INSEPULTABLES





Los insepultables
Los benditos
Los que no tienen para el ataúd
Los que adecenta el barrio o la parroquia
Los que no se rindieron
Los sin nombre
Los sin memoria
Los sin epitafio
Los verdaderamente testarudos
Para ellos los trajes de la beneficencia
con los que, principescos en tiempo, yacerán
Para ellos por fin un espacio vacío
La línea sin sus nombres
debidamente en blanco
Para ellos la paz sin despedidas
lágrimas ni lamentos
Para ellos la tarde embaucadora
del póstumo paseo
por esta vez sin hambre ni fatiga
Modestamente dolorosamente se despiden
los gatos los tejados
las nubes las persianas
Los perros de los barrios
con dolor se despiden a su paso
por ellos, los benditos
Las baldosas
calladamente dolorosamente
los sienten irse en esta
su expeditiva marcha
Ya se van para siempre los benditos
Yertos firmes
Insobornables pálidos
Al fin visibles
solo por esta vez
Para ellos el saludo sin recato
en este solo día
Para ellos la mirada sin recelo
por esta vez tan solo
Para ellos las horas de la tarde plebeya
Para ellos las sobras en el banquete fúnebre
Que a su paso los reyes se avergüencen
Se humillen y se inclinen los reyes a su paso
Por los benditos
Los insepultables
Los que no tienen para el ataúd
Por última y primera vez ligeros
Por última y primera vez dichosos
Aunque la ropa no sea de su medida
Aunque los zapatos que les pusieron estén rotos









  








Montserrat Álvarez
Asunción, jueves 11 de julio de 2013




JUST LIKE HEAVEN


Montserrat Álvarez sobre Robert Smith


A pocos días del lanzamiento (anunciado para el 15 de junio) de «There’s a girl in the corner» (tema que ha grabado para el lado B del próximo single de The Twilight Sad), y mientras llegan 4:14 Scream y 4:26 Dream, el Suplemento Cultural saluda al gran Robert Smith celebrando la noche del primer concierto de The Cure en Paraguay: JUST LIKE HEAVEN


Montserrat Álvarez sobre The Cure en Paraguay



KAMBALECHE: CHARLAS ENTRE MUTANTES







EL ÉXODO HACIA UNA SUBJETIVIDAD DESCONOCIDA:

LA MENTE DIGITAL 


La invención de la escritura transformó la imaginación, el pensamiento, la forma de inventar historias, de hacer poesía y de entender las bellezas y los horrores del mundo, y creó sin duda nuevas perversiones y nuevas pasiones, y hasta formas antes desconocidas de lucidez y de locura, hace ahora unos seis mil años.

Después, hace hoy cinco y pico siglos, las relaciones del hombre con el presente, con el pasado y con el futuro, con la difusión del conocimiento y el acceso a la información y con las posibilidades de influencia e intervención en el orden social cambiaron otra vez del todo con la imprenta.

Y ahora estamos en un tercer proceso de metamorfosis radical del mundo conocido y de cada uno de nosotros.

Somos mutantes. 







El pensamiento acerca de la cultura actual y la vida en el mundo contemporáneo que propone este ciclo de charlas comienza esta noche con el debate acerca de la mutación de la mente, de la experiencia y del pensamiento en el sujeto actual. 

O sea, comienza pensando este pensamiento mutante en su inmediata actualidad y entre mutantes.









El que ya ha nacido en el mundo plenamente digital, es decir, hace menos de veinte años, tal vez no pueda observarse a sí mismo para percibir ninguna mutación, porque no tiene el contraste entre un antes y un después.

Pero el que ha nacido antes de eso sí puede observar esa mutación, que es la mutación de su mente, y, por lo tanto, la mutación de todo lo que uno mismo es como persona; puede observar las alteraciones de todos los procesos que forman su pensamiento y su subjetividad. 










Del breve pero singular y memorable ciclo de charlas 

KambaLeche

junio-agosto del 2013



domingo, 5 de abril de 2015

DEL ITALIANO OESTE










«Tierra de la fantasía,
el desierto de Almería,
donde a balazos y canciones
el gran Ennio Morricone
bailar a la Muerte hacía»

(Romancero pop del Tercer Milenio, Fragmento de una de las Coplas Urbanas del Anónimo posmoderno del siglo XXI)

En las décadas de 1960 y 1970, varios directores italianos (como los «Tres Sergios», Sergio Leone, Sergio Corbucci y Sergio Sollima) filmaron largometrajes de bajo presupuesto, en el desierto de Almería, sobre todo, devenido sucedáneo ibérico de los «verdaderos» (en el relato) escenarios de sus historias (los desiertos del sur de Estados Unidos y del norte de México). Fue la época dorada del «spaghetti western», un subgénero cinematográfico que abrió nuevos caminos a la representación de la violencia en el arte.



Clint Eastwood y Sergio Leone en Almería durante el rodaje de Per un pugno di dollari












«Django desencadenado», el último –mientras llega el estreno de «The Hateful Eight», anunciado para este año– largometraje del director, guionista, productor y actor Quentin Tarantino (Knoxville, Tennesse, 1963), es un homenaje al subgénero cinematográfico conocido como «spaghetti western». Pero ¿qué es el «spaghetti western»? Nos lo cuenta hoy el inefable Julián Sorel en su artículo SPAGHETTI WESTERN: El italiano Oeste 



http://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/cultural/el-italiano-oeste-1353151.html















Se ha dicho, entre otras cosas, que es una adaptación del «Yojimbo» (1961) de Akira Kurosawa (escrita por Kurosawa y Ryuzo Kikushima), y que «Yojimbo», a su vez, está inspirada en «La llave de cristal» (1942), de Stuart Heisler, y que «La llave de cristal», por su parte, está basada en la novela homónima de Dashiell Hammett. Nos referimos a «Por un puñado de dólares»: PER UN PUGNO DI DOLLARI: Medio siglo de spaghetti 















Si bien en los últimos meses del año pasado se comenzó a celebrar el primer medio siglo (1964 - 2014) del estreno de «Por un puñado de dólares» y, por ende, el primer medio siglo de la aparición del «spaghetti western», hubo otros dos aniversarios relacionados con esto, algo más sombríos, mas no por ello menos dignos de memoria, que, a pesar de su «redondez» curiosamente coincidente (¿coincidencia trinitaria?), no tuvieron repercusión: LOS OTROS ANIVERSARIOS 









Estrenado en los cines de Estados Unidos el 25 de diciembre del 2012 a modo de simpático y extraño regalo acorde a fecha tan dadivosa, el último largometraje de Tarantino hizo disfrutar a muchos y rabiar a muchos más, como de costumbre. Pongámosle un poco de pimienta al chocolate pascual de este domingo metiendo las zarpas en la polémica sobre una de las películas que más discusiones ha alimentado y sigue alimentando en los últimos dos años, esa especie de oda al «spaghetti western» que se titula «Django Unchained», «Django desencadenado». Y cuando te internes en estas ardientes disputas, recuerda , sutil lectora, sagaz lector, que la «D» es muda. DJANGO DESENCADENADO: La verdad de la ficción














AGITADO Y PROVECHOSO DOMINGO PARA TI, OSADA LECTORA, INQUIETO LECTOR, Y QUE SALGAMOS DE ÉL TODOS ALGO MÁS DESENCADENADOS













sábado, 14 de febrero de 2015

ASÍ, COMO EL MAR LLEGA

ARS POÉTICA II


Claro que es bello el nombre del Mar Rojo 
del Mar Muerto
del Mar Mediterráneo
pues se ha de saber que la verdad de un nombre 
no se refugia en su etimología
sino en lo que sobre él han depositado 
muchos hombres e incontables siglos 
sucesivas edades
de glorias y de muertes: la palabra no es sólo su raíz
También y más aún está hecha de historia
Por eso entre otras cosas es que sabe decir
mucho más de lo que su pura raíz dice
He ahí uno de los secretos del arte del poeta:
decir lo más importante donde está la mudez y no la voz
−en apariencia, claro−
Pero también está toda esa humana vanidad de las palabras
y de cuanto celebra o tan solo registra
los hechos y los sueños de los hombres
(¿no es el mundo, a fin de cuentas
la gran trampa de Satán?)
Para volver al ejemplo ya aludido, son por supuesto bellos
los nombres dados al mar
pero acaso el mar en sí, en su propio corazón oceánico,
no se quiso nombrar
No pensemos necesariamente en un mar
muy significativo o importante
Tal vez meramente en un pedazo 
tan brillante y azul como cualquiera
pero adorablemente irrelevante, no sé, el Mar
de las Sirtes, verbigracia: puede que incluso este,
tan distante del gran protagonismo 
de los más memorables de sus pares,
en su móvil voluble musical corazón −que bonita
palabra para el mar, corazón,
palabra tan horrible en los humanos−,
hubiera preferido o prefiera pensarse sin un nombre 
sin la definición que un nombre encierra 
sin su pertenencia sin sus límites
Lo que no es propio como el nombre propio quizá quiere saberse
de todos y de nadie quizá incluso
ni siquiera le baste con saberse para todos los hombres
y ninguno en concreto quizá no sepa entienda ni desee 
siquiera ser humano
Hay en todos los mares, según creo, organismos vivientes
del sistema zoológico inferior y más primario
con hermosísimas pestañas vibrátiles: no tienen pensamiento 
y no conocen 
la vanidad del nombre
Tan primitivos son
que esas pestañas en ellos representan
la sensación químicamente pura
no especializada conforme a un carácter sensual dado
−el tacto,
por ejemplo, la vista o el oído−
La sensación en su forma más general y primera
no solo incontaminada de consciencia
sino antes de toda determinación en uno
o más sentidos: la relación-en-sí
de alguien con un todo
sin distancia sin juicio sin vanas logorreas
Así están estos gentiles organismos 
en el Mar de las Sirtes
Para ellos es sin nombre y tampoco se nombran a sí mismos
Y quizá todos los vastos corazones de los mares 
sus oceánicas gargantas 
que cantan o que susurran o que braman
no pronuncian tampoco nombre alguno 
Puede que digan lo que siempre han dicho   
sin nombres ni palabras 
Y qué bien y qué hondo lo dicen sin embargo
La evidencia pura lo real que se desnuda 
amante y hermoso como un joven dios  
habla sin mediación de conceptos ni sílabas ni letras
como el Mar de las Sirtes sin ser tal para ellos 
habla a los bailarines de pestañas vibrátiles 
que pueblan muchas aguas con sus coreografías ignoradas   
como a veces el amor habla a los hombres                                       
para enseñarles que saben y que han sabido siempre 
algo vital pero que no se aprende 
y ninguna palabra registra ni transmite   
algo que ya conocen por sí mismos 
los labios y la piel y el corazón 
−que solo aquí es puro−
Así, como el mar llega, 
como el amor enseña 
y no con las cansadas palabras de este mundo
quiere hablar el poeta