SUPLEMENTO ELEGÍACO
Periodistas culturales, médicos y enterradores,
cortesanos de la Muerte, séquito de los mejores,
pronto aprenden de la Parca el afán que ahora nombro
de la jugada imprevista: el hábito del asombro.
Que la Muerte ama llegar a la casa por sorpresa
es sabido por los hombres ilustres y los vulgares,
pero lo saben mejor, por algunas de sus presas,
médicos, enterradores, periodistas culturales.
Necrofilia y necrofagia son nombres de perversiones
que comparten a la fuerza con buitres y con gusanos
periodistas culturales, sacerdotes, enterradores,
sepultureros y curas, poetas y matasanos.
Lector, levántate y anda, sacúdete la resaca
y reclama a tu quiosquero el Cultural, que esta flaca
del cortejo de la Pálida te va a contar esta vez
la memoria que perdura, no de una muerte: de tres.
Hablábamos de tres muertes. Esta es la del tercer muerto: el ilustre poeta esquizofrénico Leopoldo María Panero, el notable ensayista, el lector de Lacan, de Deleuze, de Poe, el admirador de Lewis Carroll, el Peter Punk de Mondragón y de tantos otros manicomios (el último, el de Las Palmas), que acaba de morir el mes pasado.
Leopoldo María Panero murió el 5 de marzo del 2014, este año en que se cumplen cuatro décadas del estreno de El desencanto (1974), el célebre documental de Chávarri sobre su decadente familia de señoritos de Astorga, los Panero.
Y también en exclusiva para nuestros impíos lectores y nuestras viciosas lectoras, pero esta vez desde Madrid, escribe un cazador que ya ha capturado varias de las imágenes más intensas de la música actual y del wild side contemporáneo (las salvajes e inquietantes imágenes de Panero, entre ellas), el conocido fotógrafo de la Rolling Stone Thomas Canet (Berlín, 1975), que interpela al hechizado fantasma, que él conoció, en esta carta: Peter Punk, el espectro infantil.
Siniestro como siempre, nuestro fiel amigo y arrojado secuaz de este, el Suplemento Cultural más raro y mejor de la historia de la prensa paraguaya, el intrépido Julián Sorel, hace una retrospectiva detectivesca del enigmático origen de la "monstruosidad" del poeta: El breakdown, el monstruo y uno mismo.
Y esta canAllita, Dama Satán, te habla, impaciente lector, voraz lectora, del poeta como, según dijo de sí mismo el propio Panero, el "chivo expiatorio de la familia", y sobre una maldición familiar, y sobre un padre públicamente admirado y, en secreto, no del todo admirable, y sobre una madre egoísta, cobarde y fría, y, en fin, sobre un mundo de mentiras, de complicidad y de silencio, sobre ese mundo terrible y escondido en el que se gestan a la vez el genio y la locura: Los Locos Adams de Astorga.
2 comentarios:
Jaja, genial la prsentación Montse!!
Gracias! Versifiqué como el rayo e hice un diseño gráfico amateur bergmaniano y nadie me comentó ninguna de las dos cosas aún: fuiste el primero, Saynomoreglass! Touché =D
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