SUPLEMENTO ELEGÍACO
Periodistas culturales, médicos y enterradores,
cortesanos de la Muerte, séquito de los mejores,
pronto aprenden de la Parca el afán que ahora nombro
de la jugada imprevista: el hábito del asombro.
Que la Muerte ama llegar a la casa por sorpresa
es sabido por los hombres ilustres y los vulgares,
pero lo saben mejor, por algunas de sus presas,
médicos, enterradores, periodistas culturales.
Necrofilia y necrofagia son nombres de perversiones
que comparten a la fuerza con buitres y con gusanos
periodistas culturales, sacerdotes, enterradores,
sepultureros y curas, poetas y matasanos.
Lector, levántate y anda, sacúdete la resaca
y reclama a tu quiosquero el Cultural, que esta flaca
del cortejo de la Pálida te va a contar esta vez
la memoria que perdura, no de una muerte: de tres.
Dama Satán
El nobel de literatura Gabriel Gabo García Márquez se marchó para siempre a Macondo hace tres días.
Murió el jueves una de las más potentes voces de ese decisivo fenómeno cultural contemporáneo que fue el Boom latinoamericano. El Azar dio un escenario inquietante –la luna roja que anuncia sangre, el terror del choque mortal del Jaguar de Cheo Feliciano en las sombras de una ruta de Puerto Rico durante la madrugada del Jueves Santo– al final del escritor nacido en Aracata en 1927. Gabo ha muerto, viva Gabo.
El músico y actor Rubén Blades se despide del novelista y el cantautor muertos este jueves. La identificación con la cultura popular se ve en el peso de la tradición local y en la recreación de su faceta moderna y urbana, que, salvando las diferencias, por supuesto, marcan la literatura de Gabo y la música de Cheo: Feliz viaje, muchachos. Y Cheo se une a los otros fantasmas de la histórica banda fundada en los años 60 en Nueva York, la Fania All Star: La Orquesta de Ultratumba.
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