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domingo, 20 de abril de 2014

SUPLEMENTO ELEGÍACO, SEGUNDA PARTE

















SUPLEMENTO ELEGÍACO

Periodistas culturales, médicos y                                       enterradores, 
cortesanos de la Muerte, séquito de                                  los mejores,
pronto aprenden de la Parca el afán                             que ahora nombro
de la jugada imprevista: el hábito                                    del asombro.

Que la Muerte ama llegar a la casa                             por sorpresa

es sabido por los hombres ilustres                             y los vulgares,
pero lo saben mejor, por algunas                              de sus presas,
médicos, enterradores, periodistas                           culturales.

Necrofilia y necrofagia son nombres                       de perversiones

que comparten a la fuerza con buitres                   y con gusanos
periodistas culturales, sacerdotes,                        enterradores,
sepultureros y curas, poetas                                 y matasanos.

Lector, levántate y anda, sacúdete                      la resaca

y reclama a tu quiosquero el Cultural,               que esta flaca
del cortejo de la Pálida te va a contar                 esta vez
la memoria que perdura, no de una                  muerte: de tres

  

“Con él se acaban los simbolistas de absenta...” Leopoldo María Panero, 1970. Foto: César Malet.












Hablábamos de tres muertes. Esta es la del tercer muerto: el ilustre poeta esquizofrénico Leopoldo María Panero, el notable ensayista, el lector de Lacan, de Deleuze, de Poe, el admirador de Lewis Carroll, el Peter Punk de Mondragón y de tantos otros manicomios (el último, el de Las Palmas), que acaba de morir el mes pasado. 


El poeta Leopoldo María Panero Blanc (16 de junio de 1948 - 5 de marzo de 2014). Fotografía de Thomas Canet













Leopoldo María Panero murió el 5 de marzo del 2014, este año en que se cumplen cuatro décadas del estreno de El desencanto (1974), el célebre documental de Chávarri sobre su decadente familia de señoritos de Astorga, los Panero

La madre y los hermanos de Leopoldo María Panero. Fotograma de El desencanto (1974)


"Con él se acaban los románticos rancios que quisieron hacer de su vida una obra de arte; los simbolistas de torre de marfil, absenta y tabú transgredido pour épater les bourgeois; los niños góticos de papá, pérgola y tenis… Fue culto, inteligente, imprevisible, solitario. Fue alcohólico, bisexual, esquizofrénico, adicto a mil sustancias, vagabundo, apologista de ETA, narrador, traductor y poeta. Poeta, sobre todo, y contra todo". Agustín Pérez-Leal (Teruel, 1965, Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego por La Noche en Arras, 2006; colaborador de revistas literarias como Turia, de Teruel, Renacimiento, de Sevilla, Archipiélago, de Barcelona, o La estafeta del viento, de Madrid, entre otras) se aparta de las loas acríticas al uso en estos casos y señala lúcidamente el porqué de la importancia de la obra de Panero en este excelente artículo escrito en exclusiva desde Alicante para los hiperestésicos lectores exquisitos y las exigentes lectoras insaciables del Suplemento Cultural de Abc: El último demiurgo.


Leopoldo María Panero en una escena de El desencanto (1974)









Y también en exclusiva para nuestros impíos lectores y nuestras viciosas lectoras, pero esta vez desde Madrid, escribe un cazador que ya ha capturado varias de las imágenes más intensas de la música actual y del wild side contemporáneo (las salvajes e inquietantes imágenes de Panero, entre ellas), el conocido fotógrafo de la Rolling Stone Thomas Canet (Berlín, 1975), que interpela al hechizado fantasma, que él conoció, en esta carta: Peter Punk, el espectro infantil.


El ojerosos fumador compulsivo, el ilustre poeta esquizofrénico Leopoldo María Panero








Siniestro como siempre, nuestro fiel amigo y arrojado secuaz de este, el Suplemento Cultural más raro y mejor de la historia de la prensa paraguaya, el intrépido Julián Sorel, hace una retrospectiva detectivesca del enigmático origen de la "monstruosidad" del poeta: El breakdown, el monstruo y uno mismo.

Desde la izquierda, Juan Luis y Michi Panero y Felicidad Blanc. Los hermanos y la madre de Leopoldo María Panero






Y esta canAllita, Dama Satán, te habla, impaciente lector, voraz lectora, del poeta como, según dijo de sí mismo el propio Panero, el "chivo expiatorio de la familia", y sobre una maldición familiar, y sobre un padre públicamente admirado y, en secreto, no del todo admirable, y sobre una madre egoísta, cobarde y fría, y, en fin, sobre un mundo de mentiras, de complicidad y de silencio, sobre ese mundo terrible y escondido en el que se gestan a la vez el genio y la locura: Los Locos Adams de Astorga.

Leopoldo María Panero habla en El desencanto (1974). Y les roba la película a todos los demás Panero. Para siempre.























miércoles, 16 de octubre de 2013

¡OH MERCURIO, PATRÓN DE LOS LADRONES!



THE LAKE ISLE


O God, O Venus, O Mercury, patron of thieves,
Give me in due time, I beseech you, a little                                                        tobacco-shop,
With the little bright boxes
piled up neatly upon the shelves
And the loose fragant cavendish
and the shag,
And the bright Virginia
loose under the bright glass cases,
And a pair of scales not too greasy,
And the whores dropping in for a word or two in                                                    passing,
For a flip word, and to tidy their hair a bit.

O God, O Venus, O Mercury, patron of thieves,
Lend me a little tobacco-shop,
or install me in any profession
Save this damn'd profession of writting,
where one needs one's brains all the time.



Ezra Pound















LA ISLA DEL LAGO


Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los                                                              ladrones,
dadme a su justo tiempo, os lo suplico, un pequeño                                                      estanco
con sus brillantes cajas
apiladas en los estantes
y la fragante picadura
y la hebra
y el rubio de Virginia
a granel bajo los frascos luminosos
y un par de balanzas que no estén muy grasientas
y las putas cayendo para charlar un rato,
contar un chiste y arreglarse el pelo

Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los                                                             ladrones,
dadme un pequeño estanco
o cualquier profesión que no sea esta
maldita profesión de tener que escribir,
en la que necesitas todo el día el cerebro




(Versión en español de Dama Satán)