martes, 18 de febrero de 2014
EL DOCTOR TOD Y LA LLAVE
Soñé, sin embargo, algo horrible, luminoso, que me da una especie de rara e invisible energía: conversé con un tal "Doctor Tod", cuyo perfil estaba en la penumbra pero que, con un tono de alegre confianza, casi bromista, me entregó una pesada llave de metal mientras, primero sonriente, luego, de golpe, serio, me clavaba sus ojos de pura luz sin color (que hasta ese momentoyo no había visto) y, con una voz terrible, severa, me dijo, mirándome muy fijamente: "El-Co-fre-del-Te-so-ro". Y cerró con sus dos manos férreas y heladas mi puño en torno a la gran llave de metal; al despertar yo en ese momento y abrir el puño, ya no estaba allí el metal del sueño; comprendí que el Doctor Tod había decidido entregármela mientras yo estaba dormida para que así la llave no tuviera ninguna realidad material, pues de esa forma yo, ahora, ya no puedo tirarla ni deshacerme por medio alguno de ella.
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