sábado, 1 de junio de 2013

FELIZ CUMPLEAÑOS MM



Marilyn Monroe

Un día primero de junio como hoy, nació tal como pasaría en realidad su vida entera, y tal como la encontró, en su cama, la muerte treinta y seis años después: desnuda y sola. La mujer más deseada por millones de hombres y la más solitaria de todas las mujeres. Su amigo Truman Capote le adelantó así, según dice el final del cuento "Una hermosa niña" (buscarlo completo, el que tal vez no lo conozca, en Música para camaleones; es muy bueno para resignarse a esta mutilación, por la que me excuso) , la opinión póstuma que podría dar sobre ella si alguien le preguntara:


"...M: ¿Qué es esto? ¿Qué pasa?
TC: Quiere una propina por limpiar el vidrio.
M (cubriéndose la cara con la cartera): ¡Qué horrible! No lo aguanto. Dale algo. Apúrate. ¡Por favor! (Pero ya el taxi partía, derribando casi al viejo borracho. Marilyn lloraba.) Estoy descompuesta.
TC: ¿Quieres irte a casa?
M: Se ha arruinado todo.
TC: Te llevaré a casa.
M: Espera un minuto. Ya estaré bien.
(Así seguimos hasta la calle South; allí, el ferry anclado, Brooklyn al otro lado, las gaviotas que revoloteaban y se divertían, blancas contra el horizonte marino y el cielo veteado de vellones de nubes, diminutas y frágiles como encaje, pronto tranquilizaron su espíritu. Al bajar del taxi vimos a un hombre que llevaba a un perro chino de una correa. Era un pasajero que iba al ferry. Al pasar junto a él, mi compañera se detuvo a acariciar el perro.)
EL HOMBRE (firme y poco amistosamente): No debería tocar perros desconocidos. Especialmente a éstos. Podrían morderla.
M: Los perros nunca me muerden. Sólo los humanos. ¿Cómo se llama?
EL HOMBRE: Fu Manchú.
M (riendo): Oh, como en el cine. Qué amor.
EL HOMBRE: Usted, ¿cómo se llama?
M: ¿Yo? Marilyn.
EL HOMBRE: Eso pensé. Mi mujer no me creería. ¿Me da su autógrafo?
(Sacó una tarjeta y un bolígrafo. Usando su cartera como apoyo, ella escribió: Que Dios lo bendiga - Marilyn Monroe).
M: Gracias.
EL HOMBRE: Gracias a usted. Voy a mostrar esto en la oficina.
(Seguimos hasta el borde del muelle, donde nos pusimos a escuchar el ruido del agua.)
M: Yo solía pedir autógrafos. Aún lo hago, a veces. El año pasado vi a Clark Gable sentado cerca de mí en Chasen y le pedí que me firmara la servilleta.
(Apoyada contra un poste de amarras, la observé, de perfil: Galatea oteando las distancias no conquistadas. La brisa le esponjaba el pelo. Volvió la cabeza hacia mí con gracia etérea, como si la hiciera girar la brisa.)
TC: ¿Cuándo alimentamos a los pájaros? Yo también tengo hambre. Es tarde, y no almorzamos.
M: Recuerda, te dije que si alguna vez te preguntaran cómo era yo, cómo era, en realidad, Marilyn Monroe, ¿qué dirías? (Su tono era juguetón, burlón, pero sincero al mismo tiempo: quería una respuesta honesta): Apuesto a que dirías que era una palurda.
TC: Por supuesto, pero también les diría...
(Ya se iba la luz. Ella parecía desvanecerse con la claridad, mezclarse con el cielo y las nubes, retroceder y ocultarse detrás. Yo quería alzar la voz por encima de los gritos de las gaviotas y preguntarle: “Marilyn, Marilyn, ¿por qué todo tuvo que salir así? ¿Por qué es una mierda esta vida?”)
TC: Yo diría...
M: No te oigo.
TC: Diría que eras una hermosa niña."

Feliz cumpleaños Marylin Monroe

Yo le escribí un epitafio:


EPITAFIO PARA M. M.

Aquí yace un cadáver pecador
Hermanos que pasáis ante esta tumba, no le arrojéis piedras
Si dulce es la virtud, no lo es menos el vicio
–y reparad en cuál conocéis más a fondo–

Aquí yace un cuerpo bien bonito, comparsas,
aunque no siempre tratado con el debido respeto;
caderas anchas y blancas, cintura estrecha yflexible,
fue grato a los espejos generosos

Los mórbidos perfumes de muchas madrugadas vean 
                                                               otros como él
Nadie lo juzgue con severidad
Aquí yace la carne
en todo el esplendor de su miseria,
aquí el cuerpo y el alma de ese cuerpo

Los que creen que creen se dijeron qué triste,
no supo arrepentirse de su vida
hasta que fue ya demasiado tarde

Pero nadie rezó en sus funerales,
pues así lo pidió en su testamento –un sucio manuscrito,
escrito en una letra abominable,
dicho sea de paso–

Ministros, presidentes, generales,
señoras y señores, policías:
Sabed lo que ella hizo
cuando estaba partiendo de este mundo:
Se echó un buen trago de pisco,
poco antes de partir.




Marylin Monroe

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