jueves, 16 de mayo de 2013

AUTÓMATAS III: AUTOMÁTICAS Y SISTEMÁTICAS MENTIRAS



Del último álbum, el del año pasado --año del regreso oficial de la banda (y año de un notable concierto suyo aquí, en Asunción)--, NOT YOUR KIND OF PEOPLE, tomemos por ahora este potente y fastidioso tema de Garbage sobre el arte de mentir --arte como hábito instantáneo o reflejo impensado, arte de autómatas--, AUTOMATIC SISTEMATIC HABIT. Hoy es un día tan bueno como ayer o mañana para escucharlo, supongo. The lies lies lies...





A señalar mentiras se ha entregado el cuarteto con mucha fuerza de sintetizadores en esta canción electrizada. Mentiras, mentiras, lies, lies, automáticas, sistemáticas. The lies lies lies --you love those lies / You tell them straight --straight to my face. No todo el mundo está a gusto con ellas, al parecer. 

(Pero, ¡aargh!, no estarlo trae &$%@**!! problemas. En fin, c'est la vie. Resignación satánica. Para mí esos problemas son pruebas que me pone Lucifer a fin de templar mi alma, pues duro es el camino de la condenación.)

They feel so right --They keep you safe / And you're so... Good at it, oh it comes automatic..., dice Shirley Manson. No todos nos sentimos igual de cómodos en este mundo, como ustedes pueden ver. 

I won't be your dirty little secret, aclara Manson. Parece que no todos estamos dispuestos a ser un secretito sucio de nadie, como ustedes pueden ver. I won't be your dirty little secret. 



AUTÓMATAS II: DADME UN CORAZÓN



Eso le pedía el hombre de hojalata al Mago de Oz. Al calor de la sangre palpita el corazón en los humanos, mientras que el pecho del robot es frío, pues está hecho de metal, y por eso aquel autómata creía no tener corazón. Pero hay pasiones frías --y a veces, por intensas, llegan a ser heladas. Si el corazón pascaliano también tenía sus razones --que la razón ignoraba--, el cerebro damasatánico también conoce el deseo, el placer y la locura: también tiene sus pasiones --que la pasión ignora. Y las pasiones heladas suenan a veces así:


 


Es lo último de Giogio Moroder, estrenado este año para hacernos brincar automáticamente a todos los robots con corazón.

AUTÓMATAS I: EL FANTASMA DEL AUTÓMATA



La precisa perfección rítmica y la rapidez del pianista favorito de Hannibal Lecter hicieron de de las Variaciones Goldberg, que Bach completó en 1741, verdaderos ejercicios de vuelo. 





Un buen intérprete se distingue por tener una habilidad motriz y una memoria impresionantes; los grandes intérpretes ejecutan por ello con tan excepcional mezcla de rapidez y precisión largas secuencias de movimientos muy complejos, que exigen la mayor coordinación. Un humanoide con esta disposición (que puede también ser la de un gran acróbata, por ejemplo), ¿qué más necesitaría para ser un gran intérprete, salvo cierta participación subjetiva en la obra, es decir, cierta misteriosa capacidad de escuchar --de vivir por un momento-- lo que escuchaba --lo que vivió-- el creador de esa obra (en este caso, Bach)? 

Sería un autómata, sí, solo que un autómata movido, poblado por un fantasma. Pero ¿no es eso, precisamente, un ser humano? ¿O no lo es? ¿Y qué es?