En la foto de arriba pueden ver la vereda del Trobadour, en Los Ángeles, el año pasado, poco antes del concierto por el primer centenario de Joe Hill. Hace un año de esa noche; hace un año que, esa noche de noviembre del 2015, Tom Morello, guitarrista de Rage Against the Machine, declaraba que sin Joe Hill no hubieran existido ni Woody Guthrie ni Bob Dylan ni Bruce Springsteen ni The Clash, ni Public Enemy ni Minor Threat ni System of a Down... ni Rage Against The Machine «Without Joe Hill, there's no Guthrie, no Dylan, no Springsteen, no Clash, no Public Enemy, no Minor Threat, no System of a Down... no Rage Against the Machine»).
El espectro de Joe Hill recorre, subterráneo, la cultura actual: cruza la literatura del último siglo desde la primera elegía que le dedicó el poeta londinense Alfred Hayes, The man who never died, elegía que el gran Earl Robinson hizo canción; cruza el cine desde aquel filme, hoy de culto, The Ballad of Joe Hill (1971), de Bo Wilderberg; la música (le han cantado, y han cantado sus canciones, Paul Robeson, Woody Guthrie, Pete Seeger, Joan Báez –que le dedica un célebre cover en Woodstock en el 69–, Scott Walker, The Dubliners, Ziggy Marley …), las artes gráficas, el cómic… Su impronta asoma recurrentemente en ciertas zonas radicales del arte y el pensamiento contemporáneos.
Cliquea el título abajo y conoce la vida de los wobblies, parias entre los parias, la historia de la predicadora loca que lo parió en Suecia y la extraña y dura vida del gran nómada Joe Hill, a.K.a Joel Emmanuel Hägglund, a.K.a Joseph Hillström, «el primer Rolling Stone»:
No hay comentarios:
Publicar un comentario