martes, 29 de junio de 2010

GOOOOOOOOOOOOOL

Montserrat Álvarez
No entendiendo de alto fútbol ni del argot de sus especialistas, la sutileza de cuyos conceptos –“intencionalidad de gol”, etcétera- es para mí hermetismo, tampoco entiendo que se pueda pasar indiferente ante las pasiones del triunfo y la derrota que sacuden los días y noches del mundial, y menos aún me es dado concebir que se pueda considerar cosa como ésta algo a) particularmente irracional, b) estúpido o c) carente de importancia. Cierto, es irracional, pero ¿particularmente? ¿Por qué estúpido? Y, desde luego, no carece de importancia. Breve e ilusoria liberación de todo, pese a que, igual que otros instantes cuya vitalidad excede la rutina, terminará con la resaca del tedioso despertar a la vida cotidiana y el regreso de sus odiosas jerarquías, brinda el pasajero soplo de aire fresco de la hermosa ilusión de que éstas no existen, o, más hermoso aún, de que es posible vivir sin ellas. Un gol de Paraguay es un gol igualmente para el panchero y el gran empresario; la victoria es la misma para todos, y a todos mueve igual expectativa. Simulacro de gran crisis histórica o lúdica parodia de un estallido revolucionario que desordena vidas y convenciones y destruye el hastiado vegetar de países enteros, personalmente me atrapa y emborracha y es más, me enciende el ánimo como lo podrían hacer el carnaval del Medievo, las Saturnales romanas, las bacanales de la Europa pagana. Libres del uniforme de los días ordinarios, con el rostro cubierto con gruesos trazos de pintura del color de nuestro equipo, igual que tras las máscaras que se usan en Venecia en festividades semejantes por su masivo caos, podemos ser al fin más de lo que habitualmente la realidad permite que seamos: ser todo lo que en condiciones normales nunca nos dejan ser. ¿Qué puede ser más importante que esto? Personas con preocupaciones culturales e intelectuales más serias que el fútbol dirán: “Es una ilusión”. ¿Y si, por el contrario, instantes como éste fueran la verdadera realidad, y la vida corriente que ellos consideran lo real fuese una mentira? Personas con preocupaciones sociales y políticas más serias que el fútbol, fruncido el sabihondo ceño, dirán: “Es sólo un juego”. Pero todo aquello que importa, lo más serio, ¿no es acaso un gran juego, un juego importantísimo, real y peligroso? Y otros podrán lamentarse: “Cuando termina el Mundial uno regresa a la vida de siempre y no ha cambiado ni mejorado en nada”. Craso error amargarse, al llegar a una fiesta, pensando en que al día siguiente hay que volver al laburo. Eso no impedirá que la fiesta termine, pero sí impedirá que uno la disfrute. Y así como la fiesta es ilusoria, y así como no es seria, y así como es tan breve, y así como siempre acaba y hay que apagar las luces, cerrar la puerta y marcharse, así, también, es la Vida.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ke lindas se les ve a las yiyis! d.d.

Edgar Pou, ratá pypore dijo...

y así también el amore