domingo, 10 de septiembre de 2017

DUDA



Me traen un artículo, increíblemente malo y mal escrito (lo voy a publicar, pese a ello -calculo que será el próximo domingo-, solo para que quede documentada la existencia de algo tan grotesco; tengo fe en un futuro mejor, para el cual es, en el fondo, que pienso y escribo). Mi primera reacción, al leer este penoso artículo, es de piedad. Después me explican que la autora del artículo acaba de ganar un premio literario importante (importante en Paraguay, por lo menos) y dotado, además, con cierto monto, no desdeñable, de dinero. Me pregunto de dónde sale ese dinero, si bien sé que, obviamente, no es dinero lo único que los miembros del mundo cultural, o de las mafias culturales, intercambian. Las editoriales los buscan, los contratan, los editan. La prensa los celebra, los admira, los entrevista. Los ministros de Educación y Cultura los promueven, recomiendan sus obras, los invitan. Las sociedades de escritores los aplauden, comparten sus triunfos y nuevas, los respaldan y felicitan. Los concursos los premian. Y pienso en cómo se reparten los premios y honores en este país, además de, directa e indirectamente, los favores y el dinero, y entiendo que todo esto es fundamentalmente un asunto de interés político. Sé que no existen en Paraguay voces críticas frente a este panorama vergonzante. Sé que todos son cómplices. Veo cada día cómo todos felicitan a esta mujer y a muchos otros igualmente reconocidos e igualmente faltos de mérito; veo cómo todos comparten en sus redes sociales las fotos de esta mujer –que no sabe escribir; que es, en rigor, una persona sobremanera limitada y, en una palabra, tonta– en la prensa con el premio literario en cuestión. Y mi duda, mi gran duda desde que llegué a este país sigue siendo: ¿Nadie se atreve a decir nada, o nadie es capaz de ver nada? 



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