Los tachos de basura de colores que hay en algunas veredas de Asunción para separar los desechos y luego reciclarlos son un truco barato para hacerte sentir ecologista. Los trabajadores municipales mezclan todo su contenido, en el camión primero y en el vertedero de Cateura después, porque en realidad no se ha organizado ningún proceso de reciclaje. El reciclaje no le interesa a nadie entre las así llamadas «autoridades» (que se llaman así porque lo permitimos). Lo que les interesa es tenerte tranquilo y contento contigo mismo como el tonto que sos –y como el tonto que saben que ahora va a votar por ellos, igual que lo ha hecho siempre. Esos tachos de basura de colores sirven para que creas que lo que haces tiene alguna importancia. No la tiene. No tiene la más mínima importancia. El papel ficticio que cumplís, o más bien que no cumplís, en la ficticia cadena de reciclaje que nadie ha implementado ni piensa implementar nunca es el mismo papel que te dan siempre –con tu consentimiento– en TODO. En la historia «grande» y en la «pequeña». En la que crees «distante» y en la que te concierne (como, ¡ay!, pobre, pobre y torpe, vas a confirmar muy pronto) del modo más directo. Los tachos de basura están ahí para reírse de vos. Para reírse de tu vida entera. Para que los votes y los lleves hasta la presidencia.
I
(IN)MORALEJA:
VOTA EN CONTRA, VOTA EN CONTRA, VOTA EN CONTRA. NO VOTES POR ELLOS NUEVAMENTE. EN NOMBRE DE BELCEBÚ, ESTRENA ESE CEREBRITO POR UNA VEZ EN TU VIDA. TE JURO QUE NO DUELE. NO TE LO LLEVES CERO KILÓMETROS AL OTRO BARRIO. NADIE TE LO VA A COMPRAR ALLÍ.
jueves, 18 de abril de 2013
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