jueves, 24 de septiembre de 2009

CLASE DE FILOLOGÍA EN ARKHAM UNIVERSITY

Catedrático: Dama Satàn, Doctora en Ciencias (Ocultas)
En italiano es alegre, de sonido claro y franco, y parece contagiarse y vibrar, como la risa: Amore! Da gusto oìrlo. Brinca enérgico del lecho en la mañana, dispuesto a conquistar cuanto desee. En alemán es tierno y melancólico, Liebe de larga "i"doliente y de mansa "b" que bala una condena desgraciada y dulce. Lleno de sol, chispeante, el Amore italiano es matutino, y en alemán el Liebe desfallece al ocaso. Pero en francés el nombre del amor es nocturno: Amour, "r" gutural, grave, que recorre la garganta sugiriendo lo húmedo y lo profundo, y "ou" que frunce los labios para el beso. Es caso obsceno no decirlo a oscuras.
Tormentoso, lascivo y vagamente sórdido en francés. En alemán, sentimental y lánguido. Luminoso y potente en italiano. ¿Y en inglés? Love. Monosílabo insípido, sin forma ni color, opaco, expeditivo, profiláctico. Y en cambio qué expresivo su antónimo. Odio: Hate. La angustia criminal de esa jadeante aspiración que lo abre, la abrupta puñalada de la "t" que lo cierra, lapidaria y letal, y en medio la música malsana del brillante diptongo tan fuera del lugar como un orgasmo en lo alto de un patíbulo o una sonrisa dentro de un manicomio. El monosílabo "Love", palabra insegura de sí misma, que hace un papel penoso en todas partes, se queda corto; en "Hate", no ya una sílaba entera, sino una millonésima de segundo que se añadiera a su sonido al pronuciarla sería un error tan necio que debiera castigarse con un asesinato. El inglés: qué inteligencia para lo espantoso y que tosca ignorancia del amor. Delicioso, exquisito: un idioma realmente siniestro.
Y ahora, mi terreno. "Amor", en español.
Sí. Ejem. Amor, en español.
"Amor, en español..." Amor en español, ¿qué?
Puf, me es demasiado familiar, supongo. A la pinta. Lo he visto tan usado y tan adulterado, lo he oído y lo he leído en tantos disparates, cursilerías, farsas, payasadas y pelotudeces qué cómo me va a inspirar ninguna idea. Por lo tanto, ¿qué culpa tengo yo?
A ver. Liebe se suspira, buscando alivio del peso de la excesiva emoción. Amour se susurra muy cerca del otro, erizando su piel al rozarla los labios. Amore es demasiado hermoso: merece ser cantado. Tenores y sopranos cantando bajo el sol su aria radiante,
molto, molto vivace!
Ya hice la telenovela alemana, el porno francés y la ópera italiana. El documental de medicina inglés lo omití para que no se duerman. La caricatura no puede caer más bajo. Y aún no puedo decir nada del Amor. Sí, en español. ¡Tiro la toalla! Me da náuseas la filología. Cámbiense de petulante, digo de catedrático; yo me marcho a la Tebaida para hacerme anacoreta. Renuncio. ¿Qué culpa tengo yo? He hecho todo lo posible, y sigo sin saber absolutamente nada del Amor. ¡Así que, por ende, puaj! A mí no me interesa. Si quieren averiguarlo, se los dejo de tarea.

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