sábado, 19 de diciembre de 2015

EL PRIMER ROLLING STONE






Joe Hill por L. Stanford Chumley, diciembre de 1915


Hoy se cumple el primer siglo de la muerte en el paredón de fusilamiento del poeta, jornalero, caricaturista, narrador, músico, dibujante y wooblie Joe Hill. 
Quizá este hijo de un ferroviario fallecido a los cuarenta y pocos tacos, Olof, y de una madre, Margareta, que tampoco vivió mucho, y trabajador itinerante él mismo, sea el wooblie −es decir, como es sabido, el miembro de la Industrial Workers of the World (IWW)− más pop. 
Su espectro recorre el cine (The Ballad of Joe Hill, de Bo Wilderberg, The Return of Joe Hill, de Eric Scholl, etcétera), la literatura (The Man Who Never Died, de William Adler, The Preacher and the Slave, de Wallace Stegner, The Wild, Wild Wobblies, de Stewart Holbrook, etcétera), la música (le han compuesto temas, o han cantado temas suyos, el imponente Paul Robeson, Pete Seeger, Joan Báez −que le dedica una célebre interpretación en el Festival de Woodstock en el 69−, The Dubliners, etcétera), el cómic, por supuesto, las artes gráficas y visuales... 


Joe Hill en el cómic





















...y la cultura contemporánea en general: hace poco, Tom Morello, el guitarrista de Rage Against the Machine, declaró que sin Joe Hill no hubieran existido ni Woody Guthrie, ni Bob Dylan, ni Bruce Springsteen, ni The Clash, ni Public Enemy, ni Minor Threat, ni System Of A Down ni... Rage Against The Machine. 
De hecho, hace tres días, esta semana, el martes, hubo un concierto en homenaje a Joe Hill en Los Angeles, en Trobadour, con los citados Morello y Báez −lo organizaba el primero−, y, además, con Ziggy Marley, Van Dyke Parks, Boots Riley, Rich Robinson, The Last Internationale, Tim Armstrong, Wayne Kramer, Jill Sobule, David Rovics y Built for the Sea, entre otros artistas.


Joe Hill Centenary Concert, Los Angeles, 17 de noviembre, 2015








Sueco de nacimiento, pronto huérfano, no future, desde luego, migrante iluso y pobre como tantos y, al cabo, estadounidense por adopción, como se suele decir, era −según lo escribió él mismo, el propio Joe, en su último escrito, el delicado poema de adiós o testamento titulado «My Last Will»− una piedra rodante, «a rolling stone». Se tropezó con una última y definitiva mala racha cuando estaba trabajando en una mina, la de Silver King, cerca de Salt Lake City. Y antes de partir de este mundo, mientras esperaba la muerte en su celda, Joel Emmanuel Hägglund, más conocido como Joe Hill, jugó así, como verán, o leerán, abajo, musical, gentilmente, con la rima, en su adoptivo idioma inglés −en el que supo componer tantas canciones a lo largo de sus treinta y seis años de vida duros y sonoros, incluyendo, para lograr la consonancia, su «nombre de pluma» como firma. Dejó este poema a modo de despedida universal antes de marchar al paredón de fusilamiento para ser ejecutado por unos hijos de Utah, con excusas por la expresión, hace hoy día, domingo 19 de noviembre del 2015, cien años:



Joe Hill: My Last Will























«My will is easy to decide
For there is nothing to divide.
My kin don't need to fuss and moan:
"Moss does not cling to rolling stone".

My body? Oh, if I could choose,
I would to ashes it reduce
And let the merry breezes blow
My dust to where some flowers grow.

Perhaps some fading flower then
Would come to life and bloom again.
This is my Last and final Will.
Good Luck to All of you,

Joe Hill»



Joe Hill (1879-1915)






















«No se lamenten. Organícense.» Joe Hill (aKa Joel Emmanuel Hägglund, aka Joseph Hillström, Gävle, Suecia, 7 de octubre de 1879 – Utah, Estados Unidos, 19 de noviembre de 1915).


miércoles, 4 de noviembre de 2015

MISIRLOU

Misirlou



Tarantino:





Dick Dale & The Del Tones:





Con Dick Dale (Richard Anthony Monsour, Boston, Massachusetts, 1937), como frontman, el grupo Dick Dale & The Del-Tones interpreta la brutal y perfecta versión de 1963 (vide supra) de Misirlou con la cual Quentin Tarantino abre la potente trampa de Pulp Fiction.


lunes, 2 de noviembre de 2015

CORÓNATE




Corónate de izquierda porque llevas
tu vulgata deleuziana en la cabeza
Pero la izquierda ciega
sorda muda y forzosa
del cana hijo de pobres
no la conocerás
La ignominiosa izquierda 
de la vieja empleada doméstica
tan ignorante y chota
que a pesar de ser pobre
vota por los de siempre
no la conocerás
Corónate excluido y pide socorro
porque te multan cuando fumas porro 
Pero la exclusión cierta
de la señora de barrio con pollera 
floreada y bisutería de aros dorados
La de esa señora inconcebible
entre las damas del centenario
no la conocerás
Y la exclusión del negro villero 
machista patriarcal de derechas y vairo
que ni siquiera la primaria ha terminado
tampoco la conocerás
Corónate revolucionario porque vistes
pijama y zapatillas y porque hablas jipi-hipster 
Pero la revolución verdadera, la del tonto 
que ni siquiera escribe bien su nombre
Esa revolución, tú no la harás jamás
La revolución del pobre facho 
que tiene que llevar uniforme como un payaso
que no tuvo hijos universitarios
que hace el ridículo con sus comentarios
Esa revolución de soledad herida esa revuelta 
                                           oscura desangrada
desde el genuino gueto de la vergüenza desde esa 
                                                        esquina negra
humillada siniestra que la "izquierda" como tú 
                                            ni siquiera imagina
ni respeta
Esa revolución ustedes no la harán
Porque esa revolución, la verdadera,
contra todos ustedes será hecha



LA ÚLTIMA PESADILLA DE PPP


La última pesadilla de PPP










Con Termini por prostrera estación terminó el viaje
y la de Ostia fue la playa en la que a ostias 
                                                  la palmaste
Los camaradas del partido te negaron el 
                                           mismo título
de sporco comunista que te obsequió 
                                           tu asesino
Buscando en la larga noche de tu última cena 
                                                         a Dios 
con Satán diste
y supiste 
que, por si quedaran dudas, 
ambos son uno, y no dos














BOOLE ES COOL




Transformar el pensamiento, las ideas, la gramática de la razón, en ecuaciones algebraicas, consideradas hasta entonces aplicables solo al cálculo numérico, fue una quimera hasta que Boole lo hizo. 



El álgebra booleana es relativamente conocida hoy ante todo porque se utiliza en diseño electrónico y porque las computadoras se rigen por un lenguaje algorítmico que opera con las opciones «sí» / «no» (on / off), «tertium non datur»: booleana lógica binaria que hace funcionar al mundo actual con este mecanismo basado en pares de opuestos (abierto / cerrado, conduce / no conduce) que se representan con los símbolos 0 y 1 (0: abierto; 1: cerrado). Al simbolizar matemáticamente las operaciones lógicas, Boole hizo posible programar comandos, lo que lo vuelve el padre del lenguaje computacional. Su álgebra es parte del código de casi todo lo que utilizamos en la vida contemporánea, desde un videojuego hasta Google, desde tuiter hasta el botón de la luz, desde el celular hasta el televisor. Todo descansa en esa dualidad casi cosmogónica, el 0 y el 1, la Nada y el Universo.

En el bicentenario de su nacimiento, tal como el Doodle de Google lo recuerda hoy, el Suplemento Cooltural hace ya una semana saludaba a George Boole (1815-1864), uno de los grandes genios que inventaron el futuro:





El Cool-tural: Boole is Cool






LONG JACKET




viernes, 23 de octubre de 2015

LAS LEYES DEL PENSAMIENTO




On / Off - 0 / 1 - La Nada / El Universo -Salud en tu bbb booleano bicentenario binario, oh gran y loco George Boole (1815 - 2015), programador del futuro

jueves, 23 de julio de 2015

PAPA DON'T PREACH


Observación malintencionada con la malsana intención de fastidiar a fondo: 

Este artículo, publicado aquí, en Abc Color, 

ya ha fastidiado tanto y a tanta gente que,

 para fastidiar aún más,

lo pongo también aquí.

JAJAJAJAJAJAJAJAJÁ

(carcajada perversa y demoniaca)

 




Dejando a un lado la feliz coincidencia de que, siendo Paraguay, con un noventa por ciento de católicos en las encuestas, una excepción a la actual caída planetaria de la fe católica, el actual papa sienta un también excepcional afecto precisamente por Paraguay, del «trending topic» del pasado «finde» subrayo: uno, el talento de Bergoglio, su simpatía irresistible, su destreza arrolladora; dos, la unánime falta de lucidez de todos ‒los jipis y la chetos, los niños y los viejos, los fachos y la zurda, los progre y los conserva‒; y tres, la inteligencia, el brillo de este gol vaticano.



PAPA DON'T PREACH








Desde la primera de sus sistemáticas rupturas «espontáneas» ‒aquel «Buona sera» que, como ha señalado en alguna entrevista Umberto Eco, puso fin a una liturgia milenaria‒ del protocolo, ha convencido a todos de que es traslúcido y de que trae cambios. Grandes cambios. Y se los ha metido a todos en el bolsillo. Hasta su famoso «exabrupto», apuesta más riesgosa (le valió algún denuesto), refuerza la impresión de su transparencia; al decir: «Matar en nombre de Dios es una aberración. Pero tampoco se puede provocar ni insultar la fe de los demás. Y si alguien dice una mala palabra en contra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo», parece tan cercano y tan fiable como tu socio de tragos. Crucial en una fase de profundo desprestigio de la Iglesia, el mensaje es: «Soy una persona normal, como vos»; ergo: «Te reflejo, identifícate conmigo (y con la Iglesia) con confianza total, porque soy un tipazo»; mensaje, obviamente, no explícito ni dirigido a la conciencia, texto sin palabras que el público lee automáticamente, sin saberlo.
Bergoglio es un capo en este juego. Ahora, ¿qué cambios ‒qué grandes cambios‒ realmente trae? Se ha vestido de rebeldía y se ha adornado de modernidad y absuelve tus pecados por el Tuiter. ¿Y después? Ha dicho que el calentamiento global es real y que las estrategias para revertir el cambio climático son «urgentes e imperiosas». ¡Guau! ¿Quién que no sea un marciano, un fósil o un republicano estadounidense lo ignora? ¿A quién no le conviene decirlo? ¿Y, sobre todo, decirlo sin apuntar a nada ni a nadie en concreto, más que a los ricos y a los países ricos, como siempre? ¡La Iglesia ha vivido de apuntar a los ricos ‒en, y solo en, su discurso (valga la aclaración, por si esto lo estuviera leyendo algún niño menor de cinco años un poco lento)‒ desde hace milenios! Dedicar una encíclica al problema medioambiental no solo no es comprometedor, sino que es lo contrario: ¡es oportuno, es «trendy»! ¿Acaso la chetada no va en bici y cultiva verduras orgánicas y «desapego» desde fines del siglo pasado? Y que la relación entre naciones en desarrollo y países industrializados y entre pobres y ricos es desigual y «estructuralmente perversa», y que el deterioro planetario es efecto de un «consumismo inmoral», no solo no es un discurso innovador, ni revolucionario, ni de izquierdas, sino que lo diría hasta mi abuela. De «izquierdas» es el «estilo»: el gesto, el aire, el talante, el tono, la actitud, el simulacro. La postura contestataria y crítica se vacía de sustancia y de sentido para convertirse en «progre», sucedáneo político equivalente a esa bisutería banal que en lo artístico se designa como «kitsch».
Que la ultraderecha estadounidense lleve su impresionante naiveté y su anacronismo de caverna hasta el extremo candor de «acusarlo» de «marxista» por algo tan light como la Evangelli Gaudium no hace marxista al papa, pero sí lo acerca a una figura atractiva para el imaginario heroico de la clase media progre que sueña con el Che hollywoodense mientras esnifa el tufo thoreauniano del Christopher McCandless de Into the Wild, «acusación» que el así involuntariamente idealizado ‒por sus tontos enemigos útiles‒ papa se sacudió en su momento: «La ideología marxista está equivocada, pero conocí a muchos marxistas buenas personas y no me ofendo» (diario Página 12, 16 de diciembre del 2013). ¡Claro que no! Los ofendidos aquí son los marxistas.
No es marxista: por ende, cabe inferir que, cuando descalifica las ideologías (que «tienen una relación incompleta o enferma o mala con el pueblo», dijo en el León Condou), no usa habla del concepto que define el filósofo alemán. Entonces, ¿de qué habla? Dan pistas sus otras declaraciones, en las que nunca hay dueños ni esclavos, oprimidos ni opresores, sino un abstracto «todos» (que deben «trabajar juntos por el bien de todos», ¡Eureka!), y en las que tolerancia significa neutralidad.
Pero no se puede luchar por nada ni defender a nadie siendo neutral. Siendo neutral solo se puede neutralizar. Ignorar los antagonismos reales en un discurso en el que caben todos. Y en el que cabe todo. Excepto la verdad.






Pero la verdad no es multitudinaria, no suele desatar aplausos y no es simpática. Mientras que este es un papa simpático, «de los perros», canchero, progre. Hay una extraña adoración universal por este papa que no ha hecho nada salvo montar una estupenda puesta en escena para refrescar la dañada imagen de la Iglesia con campechanía y mateadas y chistes y supuestas «audacias» (como decir «a los jóvenes» que «hagan lío»), «audacias» que son tales más en la facha que en el (vago, delicuescente, amorfo) sentido. Que pasa por innovador porque dice cosas como: «No teman dejar todo en la cancha, jueguen limpio, no coimeen al referí», etcétera, construcciones lingüísticas que sugieren, como forma (el contenido es viejísimo ‒son puros tópicos, de hecho‒) valores tan imprecisos como cotizados, del tipo de la «autenticidad» y la «apertura». Y que son parte del «estilo» personal con que Bergoglio adula la vanidad de la masa reflejando su imagen, sin distancias imponentes, en sí mismo, y con el que parece decir a cada seducido miembro de la mayoría: «Tenemos la misma onda; ergo, vos también sos genial», mientras se toman un mate. Publicita su doctrina ‒«Soy bueno, mi Iglesia es buena»‒ con el «vos a vos» y tácticamente abdica de la ostentación de un poder que sabe debilitado. Como sabe que, si no juega bien sus cartas, el edificio se cae. Grande, pa(pa). Papa rocks. Narcisismo de rebaño derretido por la caricia de un pastor con piel ‒o sotana animal print‒ de borrego. Más aún que las clases populares, el pasado «finde» la clase media progre habrá sentido que pasó tres días de amor y paz en Vati-Woodstock, el Woodstock vaticano: «El feeling de Pancho con Py rezando en guaraní, no sé cómo te explico, ar», «Me siento bendecidx», #TeBancoPancho...
Pero además de ser hashtag y post en mil exhibiciones engreídas y autocomplacientes, a Pancho se le atribuyen ideas nuevas. ¿Cuáles? En la Rerum Novarum, escrita en 1891 por León XIII, ya está Francisco. Los que lo llaman reformador deberían leerla. Se lo toma por luchador social. ¿Cómo? «Los comunistas nos han robado la bandera de los pobres. La bandera de los pobres es cristiana», dice en una entrevista en Il Messaggero del 29 de junio del 2014. ¿Necesito decir por qué esta frase es miserable? Gentes con preocupaciones sociales y voceros de reivindicaciones populares culpan al gobierno de la notoria ignorancia papal de la situación paraguaya. ¿En serio creen que para conocerla se necesita al gobierno? ¿Qué si se sintiera tan «afectivamente ligado» a este país la ignoraría? ¿No ven que no dice nada concreto sobre Paraguay porque jamás, ni oralmente ni por escrito, ni en Paraguay ni en Kryptón, ha dicho nada concreto sobre nada? No, no lo ven. Están demasiado ocupados disfrutando de «pertenecer» a la grey y demasiado borrachos de narcisismo masivo. No, claro que no lo ven. Y eso ya no es culpa del papa.






Ratzinger era ingenuo y no lo hizo bien, pero el último cónclave no pudo elegir mejor. Y es un papa latinoamericano, como la mayoría de los fieles; este es ahora el «target», «target» que pide un papa que renueve la gastada imagen de su Iglesia. Ojo: la imagen. En unas declaraciones que circulan en internet, señala el malpensante e irascible escritor, cineasta y premio Rómulo Gallegos de novela colombiano Fernando Vallejo: «[Bergoglio] ironizó: “¡Es mejor no tener hijos! ¡Es mejor! Así puedes ir de vacaciones a conocer el mundo, puedes tener una casa en el campo, estás tranquilo. Pero quizá sea mejor tener un perrito, dos gatos y el amor va a los gatos y al perrito […]”. ¿Qué carajos tiene Bergoglio contra los gatos y los perros y contra quienes viven solos o sin hijos, con pericos o con peces, si él, por elección de una doctrina y un dios de ficción (eso sí, muy poderosos), ha decidido vestir semejante a la mujer y ser estéril?».
Por otra parte, en una entrevista al papa en El País del 29 de julio del 2013, leo:
«P. Usted no ha hablado todavía sobre el aborto ni sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo. […] ¿Por qué no ha hablado sobre eso?
R. La Iglesia se ha expresado ya perfectamente sobre eso, no era necesario volver sobre eso, como tampoco hablé sobre la estafa, la mentira u otras cosas sobre las cuales la Iglesia tiene una doctrina clara. No era necesario hablar de eso, sino de las cosas positivas que abren camino a los chicos. Además, los jóvenes saben perfectamente cuál es la postura de la Iglesia.
P. ¿Pero cuál es su postura en esos temas?
R. La de la Iglesia, soy hijo de la Iglesia.
P. Cuando se ha reunido con los jóvenes argentinos, les ha dicho que a veces se siente enjaulado. ¿A qué se refería exactamente?
R. ¿Usted sabe la de veces que he tenido ganas de pasear por las calles de Roma? Porque a mí me gusta andar por las calles…»
Y la entrevista sigue, con el papa tirando onda, rompiendo el protocolo y haciendo chistes. Después de haber puesto «eso» (la homosexualidad, el aborto, el matrimonio gay) en el mismo plano que «la estafa, la mentira» y «otras cosas sobre las cuales la Iglesia tiene una doctrina clara». Bergoglio ha venido a un país que acaba de ser noticia internacional por el terrible caso de una pequeña niña de diez años, violada, a la que se ha impedido interrumpir su embarazo. A los organismos internacionales que intentaron defenderla, monseñor Valenzuela –nombrado arzobispo por Bergoglio, el papa pop‒ los acusó de inmiscuirse con «los valores esenciales» de Paraguay; Antonio Barrios, ministro de Salud, se escudó en la religión para dar por cerrado el caso. ¿También de esto dirán que no se ha enterado el papa? ¿Hasta dónde pueden llegar mintiéndose y mintiendo? Monseñor Valenzuela sigue al papa, que en el 2013 profirió que «cada niño condenado al aborto tiene el rostro de Jesús». Después de la bofetada a la pequeña, que mancha y avergüenza a la sociedad paraguaya ante el mundo entero, repite el papa el viejo canto de Hitler a las matronas germanas, la serenata de Franco a la mujer española, «esposa y madre», etcétera, etcétera («la mujer paraguaya es heroica, blablablá»): otro halago a la vanidad del rebaño. Otra mentira. Otra trampa.
En la que caen los que se lo merecen.






"I may be young at heart


But I know what I'm saying


Papa don't preach..."




miércoles, 10 de junio de 2015

REPLICANTES

«Et j’ai vu quelquefois ce que l’homme a cru voir! J’ai vu le soleil bas, taché d’horreurs mystiques…» 


MORBO


Cree que tiene tan solo un ligero hilo de vida que se romperá y lo dejará inerte y vacío en cuanto logre limpiarse al fin todas esas ínfimas, condenadas, pringosas gotas de sangre que le salpicaron las manos cuando estalló el cráneo de su compañera de juegos y de juergas, pero cuando haya vivido otras mil veces descubrirá que hay manchas que no se limpian.
Sus manos seguirán manchadas y sangrantes, y sus ojos también. Y en su mente seguirán sonando unos versitos tontos, bailables, triviales, con el ritmo y la melodía baratos de la canción que sonaba como fondo la noche de la muerte en aquel bar mejicano.
Con una sonrisa yerta, divertida, sin sentido, deambula por las calles ruidosas, desoladoras del extinto, embrutecido, fallido planeta Tierra mientras tararea o masculla o mastica esa gastada cancioncita suya, alegre, vulgar, triste, banal. Sí, parece que se ha vuelto un viejo disco rayado ambulante, que ya no es más que un maldito disco rayado que no se apaga con nada:

Una noche, en un bar de Méjico,
para jugar a «Guillermo Tell»,
algo puso sobre su cabeza
la encantadora Joan Vollmer,
y William Burroughs, con presteza,
le disparó y no la volvió a ver
¡Pum! Y no la volvió a ver
¡Pum! Y no la volvió a ver…
Un solo minuto es más precioso que toda la eternidad cuando sabes que estás condenado; sí, es mucho más precioso que toda la eternidad. Un segundo robado a la muerte es el cielo, y casi siempre es también el infierno, pero el infierno no importa, porque nada importa cuando una inhalación más de aire vale por el universo y un latido más de la sangre puede ser el infinito.
Y estallará en sus ojos la ginebra
Oso Negro al amanecer
Oso Negro al amanecer
¡Pum! Oso Negro al amanecer
¡Pum! Oso Negro al amanecer…

EL MISTERIO DE LOS SÍMBOLOS

Pubertad (1894), de Edvard Munch

Una lectura personal, quizás un tanto atrevida, del concepto de «arquetipo del inconsciente colectivo», del autor suizo Carl Jung, permite llevar determinadas tesis de este pensador al ámbito, en principio ajeno a él, del análisis iconográfico de las obras de arte: EL MISTERIO DE LOS SÍMBOLOS.



A BEAUTIFUL CHILD



El primero de junio de 1926, desnuda y sola –tal como pasaría, en el fondo, su vida entera, y tal como la encontraría en su cama, treinta y seis años más tarde, la muerte–, nació la mujer más deseada y la más solitaria de todas las mujeres; en este mes de junio, su mes, la literatura la recuerda en el Suplemento CulturalFELIZ CUMPLE, MM 

LOS INSEPULTABLES

LOS INSEPULTABLES





Los insepultables
Los benditos
Los que no tienen para el ataúd
Los que adecenta el barrio o la parroquia
Los que no se rindieron
Los sin nombre
Los sin memoria
Los sin epitafio
Los verdaderamente testarudos
Para ellos los trajes de la beneficencia
con los que, principescos en tiempo, yacerán
Para ellos por fin un espacio vacío
La línea sin sus nombres
debidamente en blanco
Para ellos la paz sin despedidas
lágrimas ni lamentos
Para ellos la tarde embaucadora
del póstumo paseo
por esta vez sin hambre ni fatiga
Modestamente dolorosamente se despiden
los gatos los tejados
las nubes las persianas
Los perros de los barrios
con dolor se despiden a su paso
por ellos, los benditos
Las baldosas
calladamente dolorosamente
los sienten irse en esta
su expeditiva marcha
Ya se van para siempre los benditos
Yertos firmes
Insobornables pálidos
Al fin visibles
solo por esta vez
Para ellos el saludo sin recato
en este solo día
Para ellos la mirada sin recelo
por esta vez tan solo
Para ellos las horas de la tarde plebeya
Para ellos las sobras en el banquete fúnebre
Que a su paso los reyes se avergüencen
Se humillen y se inclinen los reyes a su paso
Por los benditos
Los insepultables
Los que no tienen para el ataúd
Por última y primera vez ligeros
Por última y primera vez dichosos
Aunque la ropa no sea de su medida
Aunque los zapatos que les pusieron estén rotos









  








Montserrat Álvarez
Asunción, jueves 11 de julio de 2013




MI AMIGO DAHMER, EL CARNICERO DE MILWAUKEE

































La figura enigmática y siniestra del asesino en serie ha capturado el interés de la filosofía y la moral, las ciencias de la psique y de la conducta, la neurología, la biología y las neurociencias, e inspirado las más diversas expresiones del arte y de la cultura moderna y contemporánea: el cine, la literatura, el teatro, las artes visuales, el cómic seducen la imaginación con sus peripecias desde los días de Jack el Destripador y su nebuloso Londres victoriano hasta los de Hannibal Lecter y las calles del Baltimore contemporáneo.




















Tal vez sea por lo irreversible de su violación de barreras que conciernen a los sentimientos y a los instintos y que no se cruzan más por miedo al efecto disolvente de cruzarlas, más por miedo a la pérdida de las propias facciones en el espejo, que por miedo al castigo: más por miedo a uno mismo que a la sociedad, más por miedo a perderse uno de vista bajo la forma enajenada del monstruo y ser para siempre un Otro, que por miedo a los otros.













Recientemente nominada al premio al mejor cómic extranjero en el Salón del Cómic de Barcelona 2015, la novela gráfica Mi amigo Dahmer (Astiberri, 2014), de Derf Backderf (Ohio, 1959), trata de la pubertad de un amiguete suyo del colegio. 

El autor, Backderf, vivía cerca de la casa de Jeffrey Dahmer; iba a clases con él y eran vecinos del barrio en Richmond, cuando él ignoraba que, de adulto, sería uno de los autores de cómic más interesantes de la actualidad y un novelista gráfico candidato a dos Eisner. 

Y antes de que Jeff se volviera famoso, enormemente famoso: MI AMIGO DAHMER, el «Carnicero de Milwaukee»